Es verdad que estamos en pretemporada, que el once en Tarragona tendrá poco que ver con el que estrene la Liga, que había bajas por lesión y que el fuerte calor que hacía y el cansancio de la preparación también influyen, pero la derrota por la mínima (1-0) en tierras catalanas, merecida y que hasta pudo ser más abultada que lo que reflejó el único gol de Pedro, es un aviso contundente de que a este Zaragoza de Rubén Baraja le queda mucho por hacer. Muchísimo. El equipo zaragocista, ante un enemigo de Segunda B plagado de veteranía y que el año pasado vivió un curso muy difícil, repitió errores del pasado, sobre todo en la defensa del balón parado, sufrió en defensa y apenas generó peligro en ataque, donde fue un alma en pena. El ensayo en el Nou Estadi fue de naufragio absoluto, sin paliativos, por muchos atenuantes que se le pongan.

El Zaragoza ya dio una imagen floja ante el Getafe, pero la entidad del rival y la mejoría en la segunda parte taparon algo esa sensación. En Tarragona no hubo nada en lo que esconderse, ni disimular. El equipo de Baraja tuvo más el balón, pero casi nunca encontró caminos y mucho menos la forma de generar peligro, un disparo manso de Papu y un remate de cabeza de Guitián muy desviado fueron lo más peligroso en todo el partido, un balance escasísimo. El Nástic dispuso de más ocasiones , sobre todo tras el descanso, y Ratón despejó un ingenuo penalti, de nuevo cometido por Adrián, para que la derrota con el aguerrido equipo de Toni Seligrat no chirriara tanto. Que lo hizo bastante, por cierto.

Muchos cambios

Apostó Baraja por cambiar todo el once con respecto al que sacó ante el Getafe menos Buyla y sobre todo Papu, en su nueva reválida, que repitió titularidad y posición de enganche y con libertad de movimientos y de nuevo sin sentirse cómodo en ese sitio. Nada cómodo y sí muy perdido. Con Buyla volcado a banda derecha y Baselga, el único junto a Ratón que jugó todo el partido, en la izquierda para buscar las llegadas de Borge y Chavarría y con Narváez en la punta de lanza, el Zaragoza no tuvo ideas en la primera parte. Sí dispuso del balón que le dio el Nástic, pero nunca supo cómo superar la línea de presión del conjunto catalán, mejor trabajado y con jugadores de la experiencia de Rueda, Tienza o Joan Oriol.

Plano en el guion del partido, el Zaragoza no logró armar casi ninguna jugada de peligro. Algún centro con peligro de Chavarría y el espíritu de lucha de Narváez y pare usted de contar. Así, las mejores ocasiones correspondieron a los locales, la mayoría de veces en pérdidas de los zaragocistas. Javi Ros le regaló un balón a Tienza y Zapater otro a Gerard Oliva, pero ni uno ni otro finalizaron la jugada bien para alivio de Ratón.

Un remate de Joan Oriol a centro de Brugué en un despiste de Borge fue el aviso más serio mientras el calor y el cansancio hacían cada vez más mella en el partido, muy pesado y sin demasiado ritmo. El Nástic tiraba de faltas para romper el débil juego zaragocista y Baselga remató mal un buen centro de Chavarría y Papu aún peor en un disparo raso y sin peligro tras robar el balón que había perdido. Lo peor del primer acto llegó en los últimos segundos, cuando un córner de Bonilla, el mejor del Nástic, dejó a Pedro solo, con el despiste al alimón entre Buyla y Clemente, para que anotara el primer gol.

No mejoró el panorama en el segundo acto. Si acaso al revés. Baraja empezó el carrusel de cambios al situar a Vuckic arriba, a Eguaras en el medio, a Vigaray en el lateral y a Francés en el eje. Seligrat hizo lo propio en el Nástic, pero las novedades dieron más opciones al conjunto catalán. Ribelles, en otro córner, rozó el gol, Joel Lasso desnudó a Francés, Bernat Guiu no aprovechó el pase de Pol Ballesteros en la autopista que dejó Chavarría y, el propio Pol, tuvo la más clara en una fallida vaselina después de prolongar un saque de puerta Gerard. Lo dicho, un dolor para cualquier zaragocista de bien que mirara el partido.

Penalti parado por Ratón

Baraja, tras un cuarto de hora del segundo acto, metió a Guitián, Nieto, Adrián, Puche y Francho Serrano, este último acostado a banda derecha, con su compañero en el juvenil en el otro carril. Lo de Francho en la banda chirría hasta más que lo de Buyla en cualquiera de las bandas, que ya es decir, pero doctores tiene la Iglesia. El Zaragoza no mejoró. Cada balón en largo era un problema, cada pelota parada una ocasión de peligro y el Nástic, muy bien situado atrás, no sufría con los envíos zaragocistas, casi nunca con rematador. Ratón adivinó el penalti de Pol Ballesteros y el partido murió sin noticias del Zaragoza, tan verde y sin hacer que asusta, por mucho que hablemos de que es la pretemporada.

Ficha técnica:

Nástic de Tarragona: Wilfred (Gonzi, 46); Albarrán (Guíu, 46), Trilles (Miranda, 46), Rueda (Caballero, 65), Joan Oriol (Sanz, 65); Brugué (Lasso, 46), Fausto (Lucas Prudhomme, 57), Ribelles, Bonilla (Carbia, 46); Gerard Oliva (Prats, 65) y Pedro Martín (Pol Ballesteros, 46).

Real Zaragoza: Ratón, Borge (Vigaray, 45), Atienza (Francés, 45), Clemente (Guitián, 60), Pep Chavarria (Nieto, 60), Zapater (Adrián González, 60), Ros (Eguaras, 45), Nick Buyla (Francho, 60), Marcos Baselga, Papunashvili (Puche, 60) y Juanjo Narváez (Vuckic, 45).

Gol: 1-0, min.45+1: Pedro.

Árbitro: Pol Godía (Colegio Catalán). Amonestó por el Nástic a Tienza (m.39) y por el Zaragoza a Javi Ros (m.42) y Clemente (m.54).

Incidencias: Nou Estadi.