Miguel Linares no es el delantero que necesita el Real Zaragoza para subir a Primera División. Para una empresa de esa altura hacen falta jugadores de un nivel superior, con una mayor capacidad de generar diferencias, de ganar partidos por sí mismos y de empujar con el vigor que realmente hace falta hacia el éxito final. Pero Miguel Linares sí puede cumplir un rol en este equipo en coyunturas muy determinadas, en momentos de máxima necesidad como el actual. El ariete de Fuentes de Ebro es un delantero con oficio, de larga y consolidada trayectoria en la profesión, en la profesión de delantero, y que ha hecho carrera haciendo goles en el segundo escalón del fútbol profesional. Es ya muy veterano y el final de su carrera está más cerca que el inicio, pero conoce su trabajo y está habituado a hacerlo. Gracias a su capacidad para hacer lo que siempre ha hecho, el Real Zaragoza sumó un punto en el campo del Almería. Desmarque al espacio, a la espalda de los centrales, control orientado con el pecho, definición perfecta con la zurda lejos del alcance de René. Gol de Linares.

El equipo de Víctor Fernández sumó un merecido empate fuera de casa, que puso en riesgo al final de la primera mitad por una falta innecesaria que acabó en el tanto local en otro balón parado en contra, pesadilla eterna de la temporada y a la que no se halla respuesta. En esos primeros 45 minutos, el Real Zaragoza había dispuesto de fases muy interesantes de control de la escena, de dominio del balón y del juego, con una elevada posesión. Sin embargo, en ese instante le faltaba lo que no podía tener porque no lo había sobre el campo: la profundidad y el peligro que genera un delantero puro.

Eso es lo que le dio Linares en la última media hora. La verticalidad y, sobre todo, el gol, la madre de todos los premios. Su entrada equilibró el equipo. El ariete de Fuentes no debe ser la solución definitiva, esa hay que buscarla en el mercado y con un hombre de una categoría mayor. Muchas veces ha puesto ya de manifiesto Víctor Fernández su posición con respecto a Linares, la última de entrada en el estadio de los Juegos del Mediterráneo. En Almería reivindicó su espacio, pequeño pero manifiesto. Puntualmente puede ser una ayuda y sumar. En este caso, un punto.