Tengo una conversación pendiente, bueno, realmente tengo muchas, pero una en concreto con Miguel Ponce de León sobre la belleza, lo bello y la estética.

Tuvimos una conversación sobre arte, y me dijo algo que me dejó pensando durante mucho tiempo. Para mí, el arte debe transmitir, debe tener un emisor y un receptor, un mensaje impulsado por una intención y como consecuencia provocar una emoción. Debe ser un diálogo, y debe ser entendido o por lo menos recibido, si no se entiende o recibe no existe mensaje ni por tanto emoción.

Esto me parecía muy sencillo, pero de golpe Miguel me dijo que no siempre debía ser así, pues para él, su propia visión de la vida era arte, debido a que cada uno tenemos una percepción de lo vivido, visión única e imposible de que otro pueda vivirla.

¡Boom! Me voló la cabeza. Eso suele pasar cuando hablas con personas tremendamente interesantes.

Por eso tengo esa conversación pendiente con él, porque llevo mucho tiempo dándole vueltas a 'lo bello', a 'la técnica', a 'la transparencia', conceptos que me atrapan durante horas y que necesito debatir sobre ellos con Miguel.

Otra persona con la que también quiero charlar sobre 'lo bello' es Matías Iriarte, pues tengo pendiente comentarle visiones contrapuestas a las suyas, desde una pequeña charla si no recuerdo mal en el 1862 Dry Bar hace ya bastante tiempo.

Es curioso, vamos dejando conversaciones abiertas tremendamente interesantes y luego no tenemos tiempo de cerrarlas o disfrutarlas, esto me remite automáticamente a lo escrito en este mismo espacio hace una semana.

En 'Vicios y Virtudes' Kase.O dice: "Mi rap va más allá de lo físico, de lo estético..." Y me hace pensar que lo bello va más allá de su mero fin, en el caso de una canción sería ir más lejos de simplemente escucharla o entenderla, lo importante es lo que cambia en ti, como me dijo Javier Fajarnés: "Lo bueno es lo que perdura, lo que deja poso". 

Esto, creo, que es aplicable a lo que hacemos en Moonlight (e)xperimental Bar, cada cóctel tratamos de que perdure y deje poso en quien lo consume, pero no sólo importa el líquido que se bebe, es relevante todo lo que lo envuelve, por lo que para mí todo es cóctel, desde la música al vaso, pasando por el ambiente, temperatura o el recibimiento.

Casualmente, aparece en el local Ana Felipe, el destino sabía que no podía faltar en estas líneas. Le pregunto por 'lo bello' y charlamos sobre las diferentes visiones. Surge el tema del minimalismo, ese término tan aplicado a gastronomía, y con unas pocas frases y el ejemplo del mostrador del edificio Sogetsu de Tokio, me hace entender a la perfección lo que supone realmente su belleza, y entender lo mal que mucha gente lo utiliza, pues muchos confunden lo poco y escaso con lo minimalista.

La vida contemplativa no es una opción para un autónomo, una lástima para este autónomo contemplador de lo bello, lo estético, lo físico, lo técnico y tantas otras cosas.