Sin apenas tiempo para saborear su triunfo, el recién coronado rey de Eurovisión, Nemo, tuvo un desliz con el micrófono de cristal que se le entregó como premio, y este se hizo añicos contra el suelo. Cinco minutos antes, el representante de Suiza había ganado el certamen con su canción 'The Code', y la euforia le jugó una mala pasada.

Peor suerte corrió la delegación española, representada por Nebulossa y su 'Zorra', que solo sumó 30 puntos y tuvo que conformarse con un más que discreto vigésimo segundo puesto. La calidez con la que el público acogió esta propuesta, bailable y desenfadada, hizo anticipar a muchos que España podría correr mejor suerte, pero este no fue su año en Eurovisión.