La pasada semana tuvo sus manifestaciones más numerosas en varias ciudades españolas lo que se podría denominar el síndrome o la cultura del botellón, con todo lo que ello significa de falta de respeto a la convivencia ciudadana.

En el programa que le dedicó la TVE pude sacar tres conclusiones: 1ª. Según los participantes era su alternativa a la discoteca, demasiado cara para sus bolsillos. 2ª. Para algunos sicólogos era una manifestación poco recomendable de diversión juvenil. 3ª. Para el alcalde de Madrid la solución no consistía en aumentar el número de policías.

En mi modesta opinión es un síntoma preocupante del fracaso educacional de una juventud, ayuna de principios, carente de ideales y con escasas alternativas de elección. Una pena para ellos y para la sociedad española.

Saquemos las oportunas consecuencias para la redacción definitiva de la LOE, y no volvamos a tropezar en la misma piedra.

-- Luis Corell. (Teruel)