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Sala de máquinas

Historia de una maleta y de un profesor

En el fondo de nuestra memoria hay una maleta solitaria dando vueltas por la cinta del aeropuerto. Nadie la coge y nosotros, al salir las nuestras por la boca de equipajes, las empuñamos y buscamos la salida dejando atrás esa única y abandonada maleta por cuyo dueño, y tal vez por cuyo contenido, nos hemos preguntado con malsana curiosidad...

Pues bien, en la nueva novela de Empar Fernández, La mujer que no bajó del avión (editorial Vértice), el protagonista cede a la tentación, se adueña de esa maleta ajena y abandona furtivamente el aeropuerto. Una vez ha llegado a su casa, abre los cierres. Dentro hay ropa de mujer y una urna funeraria con tres iniciales. Y también un cuaderno, un diario, en el que prolijamente se contará al lector la historia de la dueña de la maleta, narrada por sí misma. Pero esa mujer ha muerto. La han encontrado sin vida en su asiento del avión, por eso no pudo hacerse cargo de su equipaje.

A partir de ahí, la autora irá tejiendo una trama que saltará de sorpresa en sorpresa, y de Barcelona, donde comienza la acción, a Roma, donde un profesor de historia tendría asimismo muchas cosas que explicar sobre la dueña de la maleta.

La mujer que no bajó del avión reúne aspectos de novela negra, género que Empar Fernández viene cultivando desde hace años con eficacia y talento, pero no me parece que sea una narración estrictamente adscrita a una disciplina genérica. No lo son, desde luego, las reacciones psicológicas de Alejandro, el protagonista, en cuyas debilidades, paradojas y morbosa curiosidad profundiza la autora hasta cuajar un sugerente estudio de carácter.

Con la llave de la indiscreción ajena visionando la secuencia argumental. los velos que se van levantando en torno a Sara, la mujer fallecida, también profesora de historia, se irán levantando para mostrarnos a la dolorosa luz del recuerdo una doliente historia de amor...

De Empar Fernández, con quien he coincidido en numerosos eventos literarios, destacaré su capacidad para urdir tramas de intriga que funcionan con implacable lógica, como manda el canon, pero que, al mismo tiempo, aportan novedades de distinta índole a la rica tradición de la novela de misterio. Su realismo garantiza la verosimilitud de sus imaginativas historias.

Para no coger nunca maletas ajenas...

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