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El artículo del día

Javier Fernández López

La (in)cultura

El coronel Juan Beigbeder, que ayudó a Franco, reconocía que «los españoles somos todos moros»

Ángel Gabilondo es un universitario de gran prestigio y un político de enorme talla. En su etapa como ministro de Educación, llegó al milagro de poner de acuerdo a toda la comunidad educativa, preparando un pacto que llevamos años exigiendo. Como se acercaban unas elecciones, un partido, PP, no quiso firmar a pesar de haber estado en su redacción. Prefirió aquello de «leña al mono hasta que cante» a lo que hubiese sido un gran logro colectivo. Cuando le preguntaban al entonces ministro por el coste de un programa como aquel, que era muy elevado, solía contestar algo así: si a ustedes la educación les parece cara, prueben con la ignorancia.

Traigo a colación esta frase por lo ocurrido en Cadrete (Zaragoza). El equipo de gobierno de esta localidad, presidido por el PP, ha decidido retirar una estatua de Abderramán III, una demostración evidente de (in)cultura.

En cualquier ayuntamiento, por pequeño que sea, hay quienes tienen conocimientos suficientes para proporcionar luz en cualquier tema. Por poner solo un ejemplo, diré que las bibliotecarias (seguro que son mujeres, lo son más del 90%) disponen de libros para poder asesorar. El ya clásico El salón dorado de José Luis Corral o el más reciente El visir de Saraqusta de Enrique Gallud Jardiel, serían suficientes para arrojar alguna luz sobre el tema y la importancia de este califa cordobés en Cadrete, donde mandó construir un castillo que es la referencia histórica más relevante de esta localidad.

He oído, y leído, que el asunto tiene que ver con los «moros», ese calificativo tan despectivo que utilizamos para referirnos a musulmanes, a quienes consideramos que son «los otros». Y aquí es donde está el principal error de quienes piensan que los moros y nosotros somos dos cosas diferentes. Digámoslo cuanto antes: casi todos nosotros tenemos sangre de ese origen.

Los musulmanes llegaron a la península ibérica (que no a España, esa es una grave incorrección, ya que la existencia del Estado español es muy posterior) en el año 714. Su permanencia entre nosotros duró, como poco, hasta 1492 pero bastantes de ellos siguieron en estas tierras. Son muchos siglos viviendo aquí, casándose (por las buenas o por las malas) con lugareñas y teniendo hijos. En algunas zonas de lo que hoy es España tuvieron una presencia menor pero el caso del actual Aragón es especial. Creo que puede ser pertinente recordar que en 2001 la UNESCO (a solicitud del Centro UNESCO Aragón, dirigido por el catedrático Manuel Ramírez, a quien mando desde aquí un muy afectivo saludo que espero reciba allí donde esté) declaró el Mudéjar aragonés como Patrimonio de la Humanidad. Se valoró, por supuesto, la calidad de los edificios construidos con ese estilo pero, es lo que me interesa ahora destacar, por la cantidad. En ninguna otra región de la península ibérica hay tantos y, en consecuencia, tenemos que aceptar que en Aragón hubo muchos moriscos, que es como se llamó a los musulmanes que aceptaron quedarse a vivir aquí aceptando incluso nuestra religión, aunque esta condición no siempre se cumplió. Si nos hiciésemos análisis de ADN sería difícil encontrar a personas sin sangre de aquel origen.

Dada la ideología de quien provoca la decisión de retirar la estatua, Jesús García Royo, del partido Vox, voy a relatar una anécdota que le debería gustar y hacer reflexionar. Se trata del coronel, en 1936, Juan Beigbeder, persona muy ilustrada, dominaba varios idiomas, y de familia acaudalada. Había estado destinado en París y en Berlín, así como en el Protectorado Español del Norte de África, hablaba el árabe y mantenía magníficas relaciones con los cabecillas de la zona. Su papel fue decisivo en el triunfo de la rebelión militar contra el gobierno de la República ya que consiguió, entre otras acciones, que llegasen de inmediato aviones italianos Savoia que transportaron unidades desde África a la península. Tras la victoria del bando sublevado en la guerra civil y comenzada la dictadura del general Franco este militar fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores. En una de sus primeras reuniones con el embajador británico Samuel Hoare (documentación del archivo del inglés) trataban de la situación de la ciudad de Tánger y salió a relucir la condición de «moros» de los residentes allí y del origen de ciertos españoles de esa condición. El español le contestó textualmente: «los españoles somos todos moros», aclarando que ocho siglos son imposibles de ocultar (Javier Tusell: Franco, España y la Segunda Guerra Mundial. Madrid 1995, pág. 114).

Voy acabando: señora alcaldesa, Mª Ángeles Campillo, demuestre su cultura. Déjese aconsejar y rectifique, dicen que es de sabios.

*Militar. Profesor universitario. Escritor.

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