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La nueva guerra fría es tecnológica

La nueva guerra fría es cada día más una contienda económica y por la hegemonía tecnológica entre Estados Unidos y algunos de sus aliados y China. Las dos órdenes ejecutivas firmadas por el presidente Donald Trump para prohibir toda clase de transacciones con la compañía que comercializa la red social Tik Tok, muy popular entre los adolescentes en EEUU y Europa, y We Chat, muy utilizada por ciudadanos chinos residentes en el extranjero, son un paso más en un ambiente enrarecido por cruces de reproches y la necesidad del presidente de levantar cabeza en las encuestas. No hay una sola prueba de que Tik Tok y We Chat acumulen más datos de sus usuarios y de forma más opaca a cómo lo hacen otras aplicaciones muy difundidas, pero al invocar la seguridad nacional para imponer tales restricciones, Trump se aferra a un viejo argumento que le fue muy útil en la campaña del 2016 para movilizar a una parte de sus votantes, castigados por la competencia de la industria china. La pretensión de la Casa Blanca de que Tik Tok transfiera a una compañía de EEUU la parte de negocio que tiene en el país es factible y compleja al mismo tiempo. Por el número de cuentas a gestionar, unos cien millones y por la cuantía de la operación. La multinacional Microsoft parece dispuesta a afrontar la inversión, pero es harto improbable que Byte Dance, propietaria de Tik Tok, ponga la totalidad de sus programas a disposición de una empresa no china. El plazo dado por Trump para que se concrete la operación es, por lo demás, poco realista y no pretende otra cosa que encarar la recta final de la campaña con un as en la manga: o la cancelación de la operatividad de Tik Tok o su transferencia a una empresa del país. Es improbable que se serenen los ánimos sea cual sea el desenlace de esta crisis. y parece inevitable que de aquí a la elección del 3 de noviembre se multipliquen los desplantes y el proteccionismo extremo que defiende Trump.

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