Artículo 6 de la Constitución española: "Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos".

Este es un artículo que aquellos que deciden dedicarse a la política deberían declamar cada noche antes de dormir como si fuese su oración de obligado recuerdo. Los partidos políticos son el instrumento que nos permiten desarrollar la acción política mediante la que transformamos la sociedad que vivimos, y por eso los que los lideran lo deben hacer mediante un total convencimiento de devoción, no es una profesión laboral, sino que deben ser la guía que nos posibilite a los ciudadanos conocer nuestro papel social.

Modelo de convivencia

Para que podamos relacionarnos unos con otros, de la mejor y mas solidaria manera, nos dotamos de un modelo de convivencia en el que se establecen, además de las normas que debemos guardar capitaneadas todas ellas por la Constitución, las instituciones necesarias para su eficaz funcionamiento. Son a estas a las que los ciudadanos nos dirigimos para solventar cualquier problema que tengamos o ayuda que necesitemos, cada una en su papel y para lo que han sido creadas, sin embargo, podríamos preguntarnos: ¿Qué necesitan para desarrollar bien su función? Aseguraría que lo fundamental es que los ciudadanos creamos firmemente en ellas, y para esto es necesario que los partidos políticos, y en especial sus dirigentes, sean claros defensores de las instituciones apoyándolas sin fisuras, demostrándonos que si están ahí es porque ejercen unas tareas necesarias en nuestro modelo de convivencia, porque lo contrario, es decir, utilizarlas como pin, pan, pun de unos contra otros, tiene como consecuencia final que los ciudadanos caigamos en el desprestigio de las mismas y, por tanto, en su cuestionamiento haciendo con ello que el nivel democrático en el que vivimos se ponga en tela de juicio.

Tenemos algunos ejemplos de actualidad: un grupo de conocidos youtubers, que con la práctica de su «trabajo» ganan mucho dinero, se han manifestado en su decisión de irse de España a vivir a Andorra para no tener que pagar tantos impuestos, porque dicen, a todos sus seguidores, que es un robo y que no sirven para nada. No es que ellos tomen la decisión de vivir donde deseen, son libres de hacerlo, es que además pretenden hacer acólitos de su postura, que a la vez de dónde la sacan, pues a mi modo de ver de los partidos políticos que por dedicarse al ataque de unos contra otros lo hacen desvirtuando groseramente a las Instituciones.

Vivir en sociedad significa tener un modelo de convivencia donde el respeto de cada uno de nosotros por el resto es el fundamento de la libertad de todos los individuos, y además esto se debe complementar con un principio de solidaridad que haga sentirnos orgullosos del modelo en el que vivimos.

Podríamos hacer una prueba muy sencilla, un ciudadano que por sus escasos ingresos entendemos, y así se legisla, que no pague impuestos, es decir, no contribuye a los costes de la sociedad y además puede recibir ayudas para su subsistencia. Otro ciudadano que, por su esfuerzo y capacidad, ingresa grandes cantidades de dinero, modelo yuotubers, y por eso debe pagar altos impuestos (como un acto de solidaridad global), sin embargo, manifiesta que no es justo tener que aportar tanto; preguntamos al primero: ¿si ingresase el dinero del segundo, le importaría pagar grandes tributos? Con seguridad nos diría que en absoluto, estaría encantado, pues para empezar su vida sería otra y además podría colaborar en hacer mejor la de los que están en su situación.

Instrumento de garantía democrática

Pues bien, volvamos a los partidos políticos que la Constitución española los define con precisión. Son necesarios como instrumento que dan garantía a la democracia. Nos permiten, a través de ellos, tener la libertad de posicionar nuestro pensamiento para participar en la transformación permanente de la sociedad. Nosotros, los ciudadanos, les pedimos que nos enseñen cuál es el modelo de convivencia, según cada uno de ellos, más conveniente para todos. No necesitamos que nos hagan la crítica de los otros partidos, somos capaces y tenemos libertad suficiente para determinar y decidir con nuestros votos a quienes identificamos con nuestra posición y deseo.

Pero, además, tienen la obligación didáctica de, con su ejemplo, defender la sociedad en la que vivimos, hacer que nos sintamos orgullosos de las instituciones que tenemos y, cuando sea necesario, cambiarlas en positivo nunca como arma arrojadiza que se tira contra otros. Lo fundamental es que el fin siempre debe ser la mejora de la convivencia ciudadana, de acuerdo con sus criterios ideológicos, nunca ir a romper la sociedad a través de la formación de grupos enfrentados.

Como dice la Constitución española, los partidos políticos son la representación de la voluntad popular en su pluralismo político, por tanto, expresarlo a través del conflicto es una manera de obviar y ningunear la libertad de los ciudadanos. Deben trabajar por definir y defender frente a nosotros su modelo de convivencia y conseguir que nos podamos sentir orgullosos de tener este instrumento como garantía de democracia real.

Quiero terminar con una frase de Winston Churchill: "El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones".