Opinión

¿Abolir la prostitución?

Recientemente el congreso del PSOE decidió que se apruebe una ley para abolir la prostitución. Las palabras no son neutras, pero haríamos bien en usarlas correctamente. Podemos abolir la Monarquía, o la pena de muerte. Se pudo abolir una institución legal (en su momento) como la esclavitud, ya que dejó de reconocerse el derecho de propiedad sobre personas. La duda es ¿es posible abolir los asesinatos?, ¿abolir los robos?, ¿abolir la corrupción? Me temo que no. En todo caso podemos perseguir y castigar a quien cometa esos delitos. Ojalá fuera tan fácil como aprobar una ley. Aquí el uso de la palabra abolir es completamente absurdo, no tiene ningún sentido. Se deberían usar palabras como prohibir, perseguir, penar o castigar, también para la prostitución.

En este debate, como en tantos otros, haríamos bien en analizar las posibles consecuencias de las leyes. La famosa ley seca en Estados Unidos efectivamente redujo el consumo de alcohol y las patologías asociadas al mismo, pero también produjo muchos más muertos y cegueras por consumir destilados tóxicos. Y lo que es peor, favoreció el crimen, la mafia y los asesinatos.

La idea de perseguir a proxenetas y clientes sin perseguir a las y los trabajadores del sexo parece muy loable, pero el infierno está empedrado de buenas intenciones. La experiencia sueca demuestra que perseguir al cliente reduce la prostitución, pero también aumenta la violencia y el control sobre las prostitutas por parte de los proxenetas.

Seguramente la mejor forma de acabar con el proxenetismo y las condiciones de esclavitud pase por la regulación. Esa regulación debería permitir el ejercicio de dicha actividad en condiciones muy claras y sobre todo con derechos para las y los trabajadores sexuales. Y al mismo tiempo perseguir fuertemente la prostitución que estuviera fuera de dicha regulación (clientes incluidos). Salvando todas las distancias, es un poco lo que ocurre con el tabaco. Efectivamente hay tabaco ilegal pero muy poco en relación al legal y se persigue con facilidad.

Cada día que se discutía sobre la moralidad o inmoralidad del aborto era un día en el que una mujer podía morir desangrada con una percha en la vagina. Cada día que discutimos sobre la entelequia de abolir la prostitución hay mujeres sufriendo palizas de manos de la mafia proxeneta y malviviendo en condiciones de esclavitud.