El Periódico de Aragón

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Sergio Ruiz Antorán

Desde Tolva

Sergio Ruiz Antorán

Ellos y nosotros

Ellos. Vienen. Como los ababoles cabeceando sobre el cereal. Como marmotas saliendo del letargo. Son los del verano. Ya están aquí. Su presencia se percibe rápido. El motor lejano del cortacésped adecentando el jardín dejado. Se apiñan en la terraza del bar. Más ruido, más coches, más casas abiertas, más criaturas. Menos soledad, menos gris, menos espacio, menos vacío, menos silencio y tranquilidad. Lo sabemos, no es un capítulo nuevo de esta novela. Los pueblos se llenan con ellos, se dice que recobran la vida, vuelven a ser lo que eran.

Están ellos. Y estamos nosotros. Los espartanos. Los del invierno. Como esos salvajes al otro lado del muro. Resistentes. Los últimos. Los que cuidan del enfermo moribundo. Ellos y nosotros. Dos mundos ajenos que conviven durante unos meses en un breve triángulo de alegría, nostalgia y escepticismo.

Son conjuntos. Los de las matemáticas de Don Javier, de ese colegio de recreo de porterías de mochilas, de recreo del bocata de Nocilla de mama. Conjuntos de yes y exes distantes, pegados o enroscados en abrazos de semejanza. Estos, esos y aquellos. Miles de posibles subdivisiones. Como nosotros. Porque los de aquí también nos diferenciamos. Los de siempre, los nuevos, los que se irán, los forasteros cuando media el cabreo. Y ellos, los del verano, son partidos en la familia de, el migrante, los que se compraron la casa y el turista accidental.

La cuestión es diferenciar. Que quede visible la línea. Como pasa entre los del pueblo y los de la ciudad.

¿De verdad? Piensen. Quiénes son los del pueblo ¿Los que vivimos? ¿Los empadronados? ¿Los que vienen los findes? ¿Los que pagan el agua? ¿Los que tienen casa? ¿Los que nacieron aquí? Quiénes son o somos. O miren más allá. ¿No están llenas las ciudades de pueblerinos de primera, segunda o tercera generación, de inmigrantes del hambre, del éxodo del plato compartido? Dónde queda esa frontera que separa.

Es el mismo juego que proponen esos que identifican españoles. ¿Son los que aplauden el paracaídas de colores? ¿Los de la jura? ¿Los de la pulserita? O el que tributa. El que paga la jubilación de tu padre. El que suda sudor de Mali en tu campo. El que lucha por los derechos de todos. Los de la pública.

¿Quiénes deciden esas líneas? ¿Esas trincheras? Seguramente esos a los que les interesa enfatizar esa diferencia en ruido constante, en desigualdad y desunión, debilitante de fuerzas y conciencia social. Así que mejor disfrutemos del verano con esos ellos que son nosotros. De una vida juntos y no en conjuntos.

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