El Periódico de Aragón

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José Luis Corral

Salón Dorado

José Luis Corral

De impuestos y otras hierbas

Recuerdo que hace años uno de los empresarios más ricos de la ciudad me enseñó un cheque que había recibido del gobierno socialista de Aragón para comprar los libros de texto de su hijo. Se partía de la risa tonta cuando me dijo: «Tus amigos socialistas de la DGA me dan cien euros para los libros del cole, igual que a mis trabajadores; eso sí que es igualdad». Para aquel hombre, ese dinero era un grano de arena en la playa de su fortuna, y se cachondeaba por el «regalo de los socialistas».

Muchos se alegraron al recibir ese cheque, creyendo que los libros de sus hijos les salían «gratis total», como los viajes a Mallorca de Carlos Solchaga (y los de su esposa e hijos), aquel ministro de Industria primero y de Economía y Hacienda después al que Felipe González encargó la tarea de desmantelar la industria española, reconversión industrial la llamaron el propio Solchaga y su predecesor Miguel Boyer, la pareja de ultra liberales disfrazados de socialdemócratas que recomendaba moderación salarial mientras ellos aprovechaban las puertas giratorias para forrarse (cuando dejaron el Gobierno, Boyer y Solchaga presidieron bancos, compañías de hidrocarburos y constructoras, mira qué bien). Para entonces, ya habían convertido a este país en una tierra de servicios turísticos, con trabajadores que cobraban en un mes lo que ellos ganaban en un solo día.

Esto ocurría hace más de tres décadas, pero no parece que haya cambiado la forma de hacer política económica desde el Gobierno, sea el del PP o ahora el de coalición PSOE-Podemos.

Ante la subida desbocada de precios, sobre todo el de los combustibles, el Gobierno «progresista» subvenciona con unos 20 céntimos de euro el litro de carburante, lo que significa que igual se «ayuda» al rico que conduce un deportivo de trescientos caballos que al currante que necesita su utilitario (así se llamaba antes a los coches modestos) para ir cada día a su trabajo; y esta misma semana anuncia que se rebaja el IVA de la luz al 5%; se hará para todos, igual para los chalets de lujo que para las viviendas más humildes.

Así, con esta política «igualitaria», disminuyendo los impuestos indirectos, los más injustos, y sin tocar un ápice los directos, el IRPF, se pretende convencer al personal de que se aplica una política económica de Izquierdas.

Eso sí, estos izquierdistas de salón y papel cuché se asombran y se sienten injustamente tratados porque los votantes les han dado una paliza de órdago en las últimas elecciones en Andalucía. Y la que les espera.

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