El Periódico de Aragón

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José Luis Corral

‘El año de la República’

La novela histórica está de moda en España; hasta tal punto que casi no queda escritor alguno en este país (incluidos varios poetas y un sinfín de periodistas) que no hayan escrito (lo de publicar es otra cosa) una novela «histórica». En 1996 apenas fueron media docena las novelas de este género publicadas por autores españoles; pero en el último año se cuentan por centenares.

Hay tantos «novelistas históricos» que es difícil pasear por una ciudad sin cruzarse con uno de ellos. En una ocasión, creo que fue en la presentación de un poemario del gran Rosendo Tello, dije que como siguieran proliferando poetas a ese ritmo, pronto haría falta construir un «carril poetas» al lado del «carril bus» y del «carril bici», pues bien, ya casi es necesario un «carril para novelistas históricos».

Y es que al rebufo del éxito de la novela histórica se han apuntado a la fiesta toda una legión de autores, a veces con pocos conocimientos de historia.

No es el caso de la última novela de José Calvo Poyato, el maestro de cuantos navegamos en las revueltas aguas de este género, que nos acaba de regalar una joya con su espléndida novela El año de la República.

Catedrático de Historia y doctor en la disciplina, profesor eminente y divulgador genial, Calvo Poyato ha escrito un libro sobre la convulsa época de la Primera República española, aquella que no duró ni siquiera un año, desde febrero de 1873 a enero de 1874, y que contempló el paso de cuatro presidentes (Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar). Cómo estaría el patio político (Calvo Poyato lo cuenta de maravilla), que Figueras se hartó enseguida del guirigay, montó en un tren en Madrid y se largó a París sin siquiera avisar (eso que llaman «despedirse a la francesa»), tras pronunciar esta célebre frase: «Estoy hasta los cojones de todos nosotros».

En esos meses se proclamaron independientes varias ciudades como Cartagena o Albacete, que tan magistralmente describió Ramón J. Sender en su novela Mister Witt en el cantón. ¡Ah!, y el general Pavía no entró en el Congreso montado en un caballo, como tantas veces se ha contado.

La novela de José Calvo aúna perfectamente historia con ficción, recogiendo el espíritu de la época y reconstruyendo ese tiempo con la documentación precisa.

Si tienen la tentación, tan habitual en los últimos tiempos, de escribir una novela histórica, háganme caso, lean primero El año de la República y déjense de zarandajas. Y si no, ya saben, siempre pueden dedicarse a la ciencia ficción o a la literatura fantástica.

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