CRUCE DE CAMINOS

Nacer en Aragón, ¿misión posible?

El descenso de la natalidad en los últimos años obliga a reflexionar sobre las causas de un fenómeno que afecta de lleno a la comunidad

Un niño de solo unos meses en brazos de su padre

Un niño de solo unos meses en brazos de su padre / Freepik

Ricardo Barceló

Ricardo Barceló

Llama la atención que la campaña electoral transcurra en Aragón sin que los partidos políticos saquen a relucir uno de los temas que marcará el futuro de la comunidad: el déficit de nacimientos. La tendencia de los últimos años no invita al optimismo, si bien esta misma semana el Instituto Nacional de Estadística (INE) daba a conocer unas cifras esperanzadoras: Aragón fue donde más aumentaron los alumbramientos en el primer trimestre del año (2.337 bebés), con un repunte del 8% respecto al mismo periodo de 2022. Además, fue la única autonomía donde nacieron más niños que antes del covid. ¿Se trata de algo coyuntural o puede consolidarse esta tendencia?

La cifra es toda una bocanada de aire fresco en un territorio devastado históricamente por la despoblación, lo que ha dejado a muchos municipios en una situación terminal. Pero conviene no caer en el triunfalismo porque la natalidad descendió un 4% en 2022 hasta sumar 9.076 nacimientos, la cifra más baja desde que hay registros y 19 menos que en 2020, en plena pandemia. 

Con una simple mirada por el retrovisor uno se puede hacer a la idea de en qué medida la llegada de nuevos aragoneses al mundo está en caída libre. En 2008, nacieron 13.675 niños, muy lejos de los 20.053 alcanzados en 1964 y de los 21.001 de 1948. Dicho de otra forma, en los últimos 60 años, la natalidad se ha reducido prácticamente a la mitad en Aragón.

La natalidad descendió un 4% en 2022 hasta sumar 9.076 nacimientos, la cifra más baja desde que hay registros y 19 menos que en 2020, en plena pandemia

Sin embargo, estas cifras no salen a relucir en el cotidiano carrusel de datos que exhiben los líderes de los distintos partidos durante la campaña electoral. Ellos lanzan cada día a los ciudadanos otros argumentos, también trascendentes, como la educación, la sanidad, el desempleo y las inversiones económicas, pero esquivan el invierno demográfico que sufre la comunidad. De todo ello se deduce que ninguna formación política parece preocupada por un escenario en el que Aragón se ve abocado a un descenso de la población, alentada por su elevado envejecimiento

Las causas de esta realidad son muchas y muy variadas, pero son pocos los que se han atrevido a hacer un análisis más reposado sobre este asunto. La última institución que puso el dedo en la llaga fue el Justicia de Aragón que detalló, en un extenso informe sobre la Infancia y la Juventud, que la población menor de 18 años cayó en 1.725 personas en 2022 respecto a un año antes, al tiempo que la estadística de niños menores de un año se desplomaba un 30% en la última década. 

Los efectos de la crisis de 2008, aunque parece que han remitido, siguen latentes en la sociedad aragonesa. La devaluación salarial sufrida en los últimos 15 años, espoleada por la pandemia y el incremento de los precios tras la guerra en Ucrania ha dejado un panorama desolador en las familias. Quizá esa merma salarial y la falta de tiempo son los grandes enemigos de un fenómeno que parece imparable si no se adoptan medidas transversales. 

La merma salarial sufrida desde la crisis de 2008 y la falta de tiempo son los grandes enemigos de un fenómeno que parece imparable si no se adoptan medidas transversales

Los cambios sociales también han llegado a sociedades modernas como la aragonesa, en la que, por ejemplo, cada vez hay más hogares monoparentales, aunque quizá eso también pase de largo en los programas electorales de los políticos que estos días se pasean por las calles de los municipios y ciudades de Aragón, núcleos de población que, en definitiva, están viendo cómo el número de nuevos alumnos se va reduciendo año tras año en los colegios. Tanto es así que en el último proceso de escolarización se registraron 500 niños menos que en 2022, un descenso de la natalidad que ha dejado alrededor de 30 centros con más del 60% de sus plazas vacías. La tendencia es preocupante

Quizá sea el momento hacérselo mirar. Quizá los candidatos de las formaciones que opten a formar gobierno tras los comicios del próximo 28M deberían reflexionar sobre un problema que, en realidad, afecta a todos. Este es, sin duda, uno de los asuntos que habría que abordar sin tapujos y con altura de miras, pensando en el largo plazo, aunque eso pueda parecer una quimera. Ofrecer estabilidad, empleo y calidad de vida es la clave para lograr que haya más niños en Aragón.