Opinión | IR DE PROPIO

‘Ven y mira’

Decía René Clair que nadie ha hecho todavía una buena película antibélica, porque aún tenemos guerras. A pesar de esta frase, sin duda las mejores películas de este género suelen ser las que van justamente en contra del núcleo del género bélico.

Andamos estos días en casa viendo la serie Los amos del aire, producida por Tom Hanks y Steven Spielberg, y que nos lleva a los días de la Segunda Guerra Mundial y a la vida de los aviadores del 100º Grupo de Bombardeo (el Bloody Hundredth), que arriesgaron sus vidas llevando a cabo peligrosos bombardeos sobre la Alemania nazi lidiando con las condiciones gélidas, la falta de oxígeno y el terror absoluto de combatir a 25.000 pies de altura. Abatidos, capturados; heridos o muertos, supervivientes con heridas psicológicas apabullantes.

La serie me conectó con la primera vez que vi Platoon. Tenía 12 años y fue en un cine de Zaragoza que ya no existe, en compañía de gente de mi edad, o uno o dos años más, y de varios monitores más mayores de un grupo de tiempo libre.

Tuve dos abuelos que no hablaban de la guerra. Nunca les pregunté por qué no querían hablar de ello, y además la adolescencia es una edad un tanto egoísta en la que uno está librando su propia guerra contra un enemigo no sé si imaginario o real. Así que su silencio era mi silencio. Platoon me arrojó directa a la selva, a la sangre, a la suciedad, el miedo y la locura. Me hice pequeñita en la butaca del cine y entendí que el entretenimiento puede llevar también a la reflexión. Desde entonces, es un género que disfruto y sufro a partes iguales, evitando las películas que resultan propaganda y buscando siempre las que me reafirman en mis ideas de que la guerra es el infierno en la tierra. Al fin y al cabo todos buscamos reafirmarnos en nuestras convicciones, y ahí tenemos películas tan maravillosas y desgarradoras como Senderos de Gloria, Ven y mira. El puente o La gran ilusión.

¿Por qué esa insistencia en ver una y otra vez películas sobre los mismos conflictos? ¿Qué esperamos entender en esa insistencia en repetir la muerte una y otra vez?

Me conmociona la épica y lo baldío de la muerte y necesito conocer las cicatrices que el conflicto deja en un país y en su sociedad. Como dice el poema de Thomas Gray, «los caminos de la gloria solo conducen a la tumba» o como resume uno de los pilotos al tratar de asimilar la visión de diez hombres y tres toneladas de metal reducidos a una nube de humo negro, «parece imposible que algo tan grande pueda desaparecer tan rápido».

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