Opinión

'Esfuerzo Común'

Esta revista aragonesa inició su andadura el 10 de marzo de 1960

Un año más Zaragoza celebra la fiesta de la Cincomarzada, en conmemoración del 5 de marzo de 1838, día en que, de madrugada, los zaragozanos rechazaron el asalto e intento de toma de la ciudad por parte de las tropas carlistas aragonesas que comandaba el general Cabañero, quien, por más señas, era turolense, natural de la localidad de Urrea de Gaén, próxima a Híjar.

Y comoquiera que esta fiesta siempre se ha tenido como el triunfo de las libertades frente al totalitarismo contrarrevolucionario que, equivocadamente, la Historia más o menos oficial, sigue atribuyendo al Carlismo, bueno será recordar –para rebatir esta idea– a la revista aragonesa Esfuerzo Común. De carácter quincenal (aunque empezó siendo mensual) esta publicación (reciamente aragonesa y aragonesista, aunque también siempre atenta a la actualidad nacional e internacional) inició su andadura el 10 de marzo de 1960, siendo su editor el turolense Ildefonso Sánchez Romeo (Lechago, 1917-Zaragoza, 2012). Y por casualidades de la vida, la revista tenía su sede en el número 16 de la calle Fueros de Aragón.

Entre el equipo de redacción de Esfuerzo Común, figuraban, además del propio editor, historiadores y periodistas de reconocido prestigio, como fue el caso de Josep Carles Clemente (Barcelona, 1935-Madrid, 2018) –uno de los mayores expertos en el estudio del Carlismo y de la Cruz Roja española–, o del riojano Tomás Muro López (1941-1978) que fue director de la publicación durante algunos años y colaboró también en el periódico Andalán que impulsó y dirigió (desde su fundación, en 1972 y hasta 1977) el historiador turolense (natural de Andorra) Eloy Fernández Clemente (1942-2022).

La Gran Enciclopedia Aragonesa (GEA) hace justicia a esta mítica revista carlista (en su editorial del ejemplar correspondiente al 1 de enero de 1967 se declaraba oficialmente adicta al Partido Carlista), recordando que «desde el primer momento dio testimonio de lucha por una información libre y crítica, frente a todas las manifestaciones de totalitarismo, por cuya razón sufrió no pocas multas, expedientes y secuestros por parte de la dictadura de Franco».

Prueba de lo incómodos que fueron las informaciones y contenidos de Esfuerzo Común, para la dictadura nos la da su editorial del 1 de diciembre de 1972 en el que se informa a los lectores: «Nuestra revista, Esfuerzo Común (que, según la más reciente picaresca «underground» zaragozana, ha sido bautizada con el nombre de «Secuestro Común»), ha vuelto a ser objeto de un nuevo secuestro administrativo». Unos secuestros recurrentes de la revista carlista y multas desorbitadas para su director, de hasta 150.000 pesetas (una millonada para la época) que se efectuaban en virtud de la timorata Ley de Prensa que Manuel Fraga Iribarne (1922-2012) había promulgado en 1966».

Como publicación sensible a la actualidad y a la problemática social del momento, Esfuerzo Común se adelantó (hace más de cincuenta años) a temas que siguen de actualidad. Y como prueba citaremos tan solo dos ellos: el primero, el de la igualdad de oportunidades de la mujer. Así, un amplio reportaje del número correspondiente al 1 de agosto de 1972 exponía: «A la mujer corresponde, una intervención cada vez mayor en las cuestiones sociales y políticas y un acceso a los puestos de responsabilidad, para hacer así efectiva su participación e influencia en todas las áreas de la vida».

El otro artículo que destacamos por su actualidad es la entrevista de 7 páginas que el periodista Patxi Asín hace al también periodista Juanjo Morales Ruiz, publicada en el número del 1 de diciembre de 1972, y que lleva por título Palestina, tierra de sangre: Israel. Una entrevista que realizada hace cincuenta y dos años, encierra muchas de las claves para entender la guerra que desde el mes de octubre Israel libra contra la organización terrorista islámista Hamas.

Otra prueba más de que la revista carlista Esfuerzo Común era una piedra en el zapato de la dictadura franquista, nos la proporciona el hecho de que (además de los recurrentes secuestros de la publicación y las multas exorbitadas) en una ocasión, policías (los temibles grises) enviados por el propio Ministerio de Información y Turismo franquista irrumpieron en la sede con la pretensión de llevarse la relación de todos los suscriptores, uno de los cuales, por cierto, desde el comienzo de la andadura de la revista, era mi padre (carlista y soldado del requeté durante la guerra civil), Francisco Negro Láinez. De manera que, siendo yo niño y adolescente, mientras vivimos en Bello primero, y en Oliete, después, mis verdaderos libros de texto, más allá de los escolares, fueron: El Noticiero (periódico al que también estaban suscritos mis padres) y Esfuerzo Común.

Cabe también añadir sobre el compromiso del Carlismo aragonés con el desarrollo de nuestra tierra aragonesa que, durante la dictadura, cada 20 de diciembre, el Partido Carlista de Aragón llevaba a cabo una sentida ofrenda de flores ante el monumento al Justicia de Aragón en la que los carlistas llevaban de la mano a sus hijos pequeños con su gorra roja y a sus hijas, con la boina blanca de Margaritas.

Tal y como recoge la GEA, desde 1976 la revista Esfuerzo Común fue editada por una cooperativa de trabajo asociado cuyos reportajes y noticias seguían afirmando su independencia y pluralismo. Sin embargo (como ha ocurrido con tantas otras señeras publicaciones que marcaron una época) la publicación desaparecería definitivamente en 1986.

Por eso, en este día en que Zaragoza celebra alegremente la Cincomarzada, sería deseable que la fiesta no se erija sobre antagonismos ideológicos, sino que propicie el conocimiento sereno de la Historia y el acercamiento entre todos. Hacer Aragón es labor de todos y exige, sin exclusiones, de un común y desideologizado esfuerzo.

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