Opinión | SALÓN DORADO

Estado de prensa (sic)

Estoy asombrado porque hace ya tiempo que tengo la impresión de que soy un augur. Me pasa cuando leo un artículo de opinión o escucho una tertulia política en cualquier medio de comunicación; sé de antemano, y no me equivoco nunca, qué va a opinar el tertuliano, a veces también periodista, de turno. Ningún partido político me pasa cada mañana su argumentario, pero no me hace falta, me basta con escuchar a los tertulianos colocados por cada uno de esos partidos para conocerlo. Así, los «elegidos» opinan exactamente lo mismo que su jefe de filas; y lo hacen hasta tal punto de ajuste que los cambios de opinión, tan frecuentes en los últimos tiempos, de los líderes del cotarro se reflejan ipso facto en la mutación de los argumentos de los tertulianos, curiosamente idénticos a las consignas matutinas de su bando.

Con estos mimbres, es prácticamente imposible escuchar o leer la menor crítica al Gobierno en medios afines, como la Ser o El País, como tampoco leer o escuchar alusiones a los méritos gubernamentales en ABC, El Mundo, esRadio o COPE.

Los partidos políticos, sin excepción, al menos entre los diez más votados, están empeñados en un frentismo muy peligroso, y la prensa, en general, está contribuyendo a que la brecha se mantenga e incluso se amplíe. Se constata incluso en los títulos de sus programas, que más parecen encabezamientos de partes de guerra que otra cosa. Lean, si no lo creen, algunos de los nombres de estos programas: La Trinchera, La Barricada, La Frontera, La Resistencia, El Muro, La Fortaleza, Al Rojo Vivo, La Muralla, etc, etc, etc; que esto parece un campo de batalla de las Guerras Médicas que narrara en el siglo V a.C. Heródoto de Halicarnaso en su obra Nueve Libros de Historia.

El lenguaje de los líderes de los principales partidos también parece sacado de un manual del perfecto soldado, o incluso del tratado El arte de la guerra, que se atribuye a Sun Tzu, un estratega militar que vivió en China, probablemente en la misma época que el «Padre de la Historia», aunque algunos historiadores lo sitúan en otras fechas. Obviamente estos próceres no han leído ni a Heródoto ni a Sun Tzu, cuyos nombres ni siquiera les suenan.

Así, unos políticos, como el presidente del Gobierno, quieren levantar muros y otros, como el presidente de Vox, plantean incluso enfrentarse «físicamente» con los rivales. Mañana hay convocadas elecciones al Parlamento Europeo; según las encuestas, es probable que no acuda a las urnas ni la mitad del censo electoral. Pues eso.

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