La gestación del comunicado donde Agapito Iglesias anunciaba de forma oficial que ponía en venta sus acciones deja de manifiesto el grado de gestión unipersonal que realiza el soriano. Nadie en la entidad zaragocista sabía a media tarde del martes que se iba a producir un comunicado de esa índole, pero Agapito, que ese día estaba en Madrid, como también ayer, decidió alterar lo que era una tarde de cierta tranquilidad, dos días después de una victoria que había calmado los ánimos.

Una llamada telefónica de Agapito propició todo el terremoto en el club y en el entorno. Al margen de las claras dudas que puedan existir en las oficinas sobre la posible venta de la entidad y si lo expuesto en el comunicado se vaya a cumplir o no, en el club también se generó una clara reflexión sobre la escasa idoneidad del momento elegido por el soriano para ese anuncio oficial.

También en la plantilla existe esa sensación de que Agapito no eligió bien el momento. La victoria ante el Villarreal supuso agarrarse a un hilo de vida y, de repente, se hace una declaración de intenciones que, además de no ser habitual en estas operaciones de compra-venta, solo genera inquietud y despista, tanto en las oficinas como en el césped, en días de relativa tranquilidad.