El pasado 12 de septiembre Spain Football Capital envió una oferta al accionista mayoritario, César Alierta, para la compra de sus acciones en el Real Zaragoza, paso ineludible para hacerse con el control del club, ya que posee el 50,56% del capital, y la Fundación Zaragoza 2032, que completan la familia Yarza, Juan Forcén y Carlos Iribarren, llega hasta el 91%, con un 13,46% cada uno. Mes y medio después no ha habido avances significativos y todo está parado. Alierta, representado por sus sobrinos, el consejero delegado y vicepresidente, Fernando Sainz de Varanda, el hombre fuerte del club ahora mismo, y el consejero Juan Uguet, además de Luis Blasco, también consejero delegado, no tiene aún el documento que acredite la solvencia financiera de este grupo inversor representado por el abogado Kiko Domínguez y por Carlos Álvarez del Campo y ahora mismo no hay acuerdo posible. Así se asegura desde la entidad, mientras que la visión desde el entorno de la sociedad compradora es mucho más optimista, esperando cerrar la operación pronto y con plena confianza en que se termine por hacer. Mientras, en la vía representada por Ander Herrera y César Sánchez tampoco hay avances. No al menos conocidos y hasta se reconoce un enfriamiento en esa opción también.

En todo caso, la confidencialidad y el silencio es la nota común ahora en ambos lados, si bien Spain Football Capital solo ha aparecido en estos meses para anunciar mediante un comunicado la presentación de esa oferta el 4 de septiembre. Desde la SAD se ha delegado la negociación, esta y cualquiera, en el secretario del consejo, Antonio García Lapuente, igual que es el despacho de Cuatrecasas el que lleva los trámites de un proceso ordenado de entrada de capital, tal y como anunció a principios de septiembre el Real Zaragoza. Esta semana hay prevista una reunión del consejo zaragocista donde García Lapuente informará del estado de esa negociación a los consejeros, pero lo que trasciende es que no hay avances ni en una ni en otra opción.

Las negociaciones con Spain Football Capital comenzaron en febrero, aunque los primeros contactos con Fernando de Yarza López-Madrazo, ya fueron en diciembre, y fue este consejero el que puso sobre la mesa esta vía. El acuerdo era un hecho desde principios de junio, con un contrato acordado, redactado y depositado en una notaría a la espera de que llegaran los fondos, o la operación económica vinculante y se rubricara. No llegaron esas garantías, no lo hicieron en junio ni antes del 15 de julio, la fecha en la que expiraba esa opción acordada. En ese intervalo de tiempo, en los meses de junio y julio, la SAD solo recibió largas y compromisos no cumplidos de la llegada de esos fondos. Incluso algunas fuentes aseguran que Spain Football Capital quiso aportar una cantidad, menor del millón de euros, solo destinada a ayudar en los fichajes, algo que, en los mecanismos de control de LaLiga, es imposible realizar de esa forma. 

El abogado barcelonés Kiko Domínguez, uno de los representantes de Spain Football Capital. SERVICIO ESPECIAL

En las líneas maestras de la anterior oferta se hablaba de asumir, nada más llegar, más de 20 millones de euros para hacerse con el Real Zaragoza. Un primer pago, superior a los 9,5 millones de euros, se destinaba al propio desembolso de las acciones a los actuales propietarios. La cifra corresponde a los 5,8 (de los 6,36 que componen el capital social de la entidad) que corresponden a la Fundación, distribuidos porcentualmente en las acciones de cada patrono a los que hay que añadir alrededor de 3,8 correspondientes a un crédito participativo personal de César Alierta, ya que es susceptible de convertirse en acciones. Además, el grupo inversor también debía hacer frente a alrededor de 11 millones correspondientes a créditos avalados por la Fundación con entidades bancarias. Además, Spain Football Capital estaba dispuesto a invertir globalmente hasta los 50 millones para elevar el límite salarial en esta temporada y en las dos siguientes y situarlo en torno a los 10 millones.

Aquella propuesta quedó en papel mojado y, de la nueva remitida a César Alierta, nada trascendió. Desde la familia Alierta siempre se ha asegurado que no se oponen a la llegada de este grupo, pero sí van a velar porque la operación tenga todas las garantías económicas. Ni las tenía en junio y por ahora tampoco las ven ahora. En su comunicado del 4 de septiembre, Spain Football Capital anunciaba la presentación de una oferta para la que el máximo accionista tendría 24 horas para responder, si bien ese plazo de tiempo muy pronto quedó difuminado y se aseguró que no había fecha límite.

Entonces, los inversores querían “la adquisición de la mayoría de las acciones de la sociedad con la finalidad de realizar una importante inversión económica con el único objetivo de llevar al Real Zaragoza, no sólo a Primera División, sino a donde creemos debe estar compitiendo, Europa. Para conseguir dichos fines vamos a trabajar conjuntamente con uno de los cinco bancos más importantes de Europa y uno de los más relevantes a nivel mundial”. Ocho días después llegó la oferta y poco o nada se ha sabido desde entonces. La intención de dejar cerrado, para bien o para mal, el asunto por parte de los máximos accionistas en un plazo de 20 días desde esa presentación también quedó en nada.

Refinanciar la deuda

Paralelamente, la familia Alierta y en los últimos tiempos Luis Blasco y García Lapuente han mantenido las conversaciones con César Sánchez y Ander Herrera, una entrada en el club que lleva como posibilidad dos años, con una aportación que en un principio iba a ser de dos millones, que ahora se situaría en tres, y que sería solo una ayuda en la difícil situación actual, no una solución total. En esa vía, que en septiembre aún estaba muy verde, tampoco ha habido avances y la posibilidad que se abrió en ella con un fondo de capital norteamericano en junio ya se cerró hace tiempo. El mayor obstáculo con la opción de los dos exzaragocistas es la pretensión de controlar la gestión deportiva del club, algo a lo que los actuales propietarios no están dispuestos. La SAD, en todo caso, necesita una entrada de capital o una refinanciación de la deuda, en lo que también se está trabajando. La global es de 71 millones en 2020, aunque no se haría por el montante total y sería para traer escenarios económicos más llevaderos en el corto plazo. Pero ahora mismo, todo está en suspense.