Ya entrado en años y con muchas temporadas como zaragocismo, como indica su número de abonado, el 2.826, Alberto Lombar no dudó un instante cuando se le preguntó por qué estaba en la concentración. «Vengo porque veo que hay que hacer algo, porque están destruyendo el Real Zaragoza». El ramalazo de sinceridad, pero también de dolor, de amor a unos colores y a una camiseta de un club histórico que vive en las catacumbas de Segunda, escenifica la necesidad de cambios que pide la afición, centrada sobre todo en la propiedad. Está claro que el zaragocismo se ha cansado de aquella Fundación Zaragoza 2032 que entró como salvadora en 2014 y que nunca funcionó como un ente unido. Ahora es una jaula de grillos.

Para Israel Gazol pasarse por la plaza Eduardo Ibarra era, simplemente, «una necesidad de no dejar morir al club. Es que se nos muere y hay que evitarlo. No sé si es una cuestión de la directiva o de la propiedad, pero hay que tirar desde abajo, de la cantera, como se ha hecho en otros clubs. Para mí la solución pasa por ahí».

«Hay que provocar un cambio, si seguimos así es más de lo mismo. Visto lo visto y que llevan casi ocho años y nada mejora es necesario un cambio en la propiedad del club, no podemos ir a peor»

Mucho más radical era Antonio Sánchez, también socio, como la inmensa mayoría de los zaragocistas en la concentración, seguidores que cada año pagan religiosamente sus abonos y obtienen un equipo cada vez más devaluado y alejado de lo que fue: «Hay que provocar un cambio, si seguimos así es más de lo mismo. Visto lo visto y que llevan casi ocho años y nada mejora es necesario un cambio en la propiedad del club, no podemos ir a peor», decía.

Mientras, José Ferrández dejaba claro, más que un hartazgo, un enfado por todo lo que vive como zaragocismo. «Hay que protestar por la dirección deportiva y por la económica también. Es que estamos hasta las narices de arrastrarnos por Segunda, no hay futuro y no hay proyecto y lo peor es ver que los niños de papá se aprovechan desde dentro del club para sacarle a un muerto como el Zaragoza hasta las entrañas», afirmaba sobre los accionistas mayoritarios del Zaragoza.

"No lo están llevando bien, es un histórico y lo están echando a perder. Hay que cambiar de propiedad, de mentalidad y también de estadio»

«Tenemos que cambiar la directiva y la manera de ser de este club. No lo están llevando bien, es un histórico y lo están echando a perder. Hay que cambiar de propiedad, de mentalidad y también de estadio», decía Marco Granado, una opinión similar a la de Darío, con más de 15 años de abonado. «Esto no puede ser. Llevamos varios años y ni comen ni dejan comer. Han tenido oportunidades de vender el club, por sus riñas y su juego particular no lo han hecho. No sé si buscan el 'pelotazo' de La Romareda o si quieren o no irse pero es otro año perdido. O entra alguien con pasta o hacia arriba no vamos a ir».

Imagen de la grada de Gol de Pie vacía al inicio del partida. ÁNGEL DE CASTRO

Finalmente, Arturo Mora, presidente de la peña La Almozara, aseguraba que «la gestión es infame, todo es oscurantismo, están llevando al equipo a la ruina y esto no va a ningún lado. Ya no hay vuelta atrás, es la hora y todo el zaragocismo está junto». Y habla alto y claro.