La opinión de Sergio Pérez

La permanencia de Escribá y la salvación de Cordero

Mientras el entrenador y los jugadores trabajan en busca de la permanencia, a Juan Carlos Cordero se le ha encomendado la verdadera salvación del Real Zaragoza, que no son estas pequeñas cosas sino una empresa mucho mayor: construir una plantilla con el conocimiento, la habilidad, el tacto y el acierto necesarios para convertirla en aspirante real al ascenso a Primera. Es decir, en las antípodas de la actual

Juan Carlos Cordero observa un entrenamiento del Real Zaragoza en La Romareda.

Juan Carlos Cordero observa un entrenamiento del Real Zaragoza en La Romareda. / ÁNGEL DE CASTRO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Cuando quedan diez jornadas de Liga por disputarse, el objetivo inicial de la temporada queda muy lejos. En lo que queda, de aquí a final de mayo, el Real Zaragoza tiene todavía pendiente asegurar la permanencia en Segunda. Nadie de la nueva propiedad esperaba que su año de debut en la plaza fuera como ha sido: frustrante, con demasiadas decisiones desacertadas y con el rumbo extraviado en la Liga en todo momento.

La dirección se torció pronto y se torció tanto que ya no fue posible corregirla. Con la llegada de Jorge Mas y compañía, o de compañía y Jorge Mas, las expectativas que se generaron fueron muy elevadas por la potencia financiera del grupo comprador y el pedigrí empresarial de sus miembros. Luego, en ningún momento se han visto correspondidas en el césped. Desde el punto de vista deportivo, el primer proyecto de este nuevo Zaragoza con numerosos viejos soportes ha sido decepcionante. En otras esferas, tanto o más importantes para la Sociedad Anónima en el medio-largo plazo, el plan sí ha avanzado en la dirección prevista, lo cual debería repercutir en adelante en beneficios deportivos, sobre todo si el viento con el estadio no cambia de sentido.

Al décimo año en Segunda le seguirá el undécimo si Fran Escribá y sus futbolistas hacen bien sus deberes en la primavera y ponen la temporada a buen recaudo con un aprobado raspado. El entrenador dijo en la previa del partido de este domingo contra el Albacete que no tiene ninguna duda de que eso será así y que el Real Zaragoza se salvará sin excesiva dificultad. Eso hacen pensar la proyección de puntos que vislumbra el equipo en su horizonte y su estado de salud, nada boyante pero tampoco tan decaído como para poner en aparente peligro la continuidad en la categoría. De todos modos, habrá que confirmarlo con algunas victorias más o muchos empates. Hasta que no estén computados, la tranquilidad no será absoluta. El fútbol es traicionero.

Mientras Escribá y los jugadores trabajan en busca de la permanencia, a Juan Carlos Cordero se le ha encomendado la verdadera salvación del Real Zaragoza, que no son estas pequeñas cosas sino una empresa mucho mayor: construir una plantilla con el conocimiento, la habilidad, el tacto y el acierto necesarios para convertirla en aspirante real al ascenso a Primera. Es decir, en las antípodas de la actual. En el estreno de la nueva propiedad, dinero ha habido para ello. Una parte importante ha sido malgastado, con el caso de Pape Gueye haciendo rechinar las estructuras.

Para armar con solidez su primer proyecto, el director deportivo dispondrá también de dinero en una buena cantidad, a priori incluso superior a la de esta campaña. Desde que llegó en enero y fichó a Bebé para hacer crecer el nivel del ataque, algo que ha conseguido numéricamente, su mirada está solo puesta en la temporada 2023-2024 y en ese desafío incumplido por todos sus predecesores en los últimos diez años: llevar al Zaragoza a la élite. Cordero ya ha renovado a Jair, le ha ofrecido seguir a Lluís López aunque con un contrato a la baja y busca en el mercado jugadores para todas las posiciones. Aquel 'se han hecho menos cosas de las que me hubiera gustado' que pronunció tras el mercado de enero aún resuena y es una buena vara de medir sus intenciones y el escenario venidero. Rubén Yáñez o Pablo Pérez son algunos de sus primeros objetivos. Su éxito será el del Zaragoza; su descalabro, el del Zaragoza también.