La opinión de Sergio Pérez

Azón, Mouriño, Mollejo y los galimatías en el Real Zaragoza

Julio Velázquez hizo jugar a Mollejo de casi todo. A Valera y a Francés, casi también. Ahora, Víctor Fernández está usando a Mouriño de lateral y, por ejemplo, el otro día escoró a Azón a la izquierda. Todas estas situaciones anómalas ponen en evidencia los defectos de fábrica que arrastra la plantilla.

Iván Azón presiona a Andrés García en el partido frente al Levante.

Iván Azón presiona a Andrés García en el partido frente al Levante. / LALIGA

Sergio Pérez

Sergio Pérez

A Víctor Mollejo, Julio Velázquez le hizo jugar de todo. Arriba, abajo, por un lado y por el otro. A veces, hasta en el mismo partido. Seguramente, la línea que separa la polivalencia de la locura nunca estuvo tan cerca para un jugador. Valera también fue un multiusos para el anterior entrenador del Real Zaragoza, que en un mismo encuentro movía de posición a Francés como si fuera un simple peón, y no el capitán general de la defensa del equipo.

Movimientos individuales acompañados de numerosos cambios de sistema en sólo 90 minutos que ayudaron a desencajar las piezas de un puzzle que, ya de por sí, nunca había encajado. Aquello fue también un síntoma de que la plantilla del Real Zaragoza cojeaba por varias patas y que esa situación provocaba un grado de insatisfacción en Velázquez. La consecuencia fue que se dedicó a buscar presuntos remedios con fórmulas extrañas y futbolistas en puestos antinaturales o, al menos, no en sus lugares ideales.

Víctor Fernández no ha llegado al extremo de su antecesor. Pero desde que llegó también está usando a jugadores fuera de su mejor posición. El caso más continuado es el de Mouriño, un central que en su carrera había actuado como lateral y que con Fernández ocupa siempre el costado diestro de la defensa. Algunos días no ha estado cómodo. Mientras, los dos laterales derechos puros, Gámez y Zedadka, calientan banquillo. No le gustan al entrenador.

En los dos últimos partidos, Víctor también ha movido otras piezas. Por ejemplo, ante el Tenerife Maikel Mesa jugó pegado a la izquierda, en el lado opuesto a Valera, con intención de ir hacia dentro por sus condiciones de jugador de interiores. El canario ya había actuado alguna vez en su carrera ahí por necesidades del guión, pero no es su sitio. En Valencia, frente al Levante, el técnico colocó a Iván Azón en una posición similar aunque con otra configuración táctica, aprovechando su inquebrantable voluntad de trabajo, su físico y sus piernas para estar corriendo permanentemente y robustecer esa zona. El canterano, que venía de marcar en la jornada previa, quedó lejos del hábitat natural de un delantero centro.

Lo que ponen en evidencia todas estas situaciones son los defectos de fábrica que arrastra la plantilla y las zonas que mayor insatisfacción han producido a quienes la han entrenado. Faltan especialistas en puestos muy concretos, sobre todo en el costado izquierdo del ataque, y en áreas donde sí hay cantidad falta calidad. Eso, más los caprichos o los gustos particulares de cada entrenador, han dado como resultado un número de galimatías excesivo a lo largo de la temporada.