REAL ZARAGOZA

La pizarra de Natxo González. Apuesta... con victoria

Defensivamente, con el balón en juego, el Real Zaragoza se mostró fiable durante todo el partido. Ofensivamente (37% de posesión) el Zaragoza fue un equipo muy directo pero muy eficaz, destacando el trabajo incansable de los dos delanteros (Azón y Liso).

Antonio Hidalgo y Víctor Fernández se saludan antes del derbi del sábado.

Antonio Hidalgo y Víctor Fernández se saludan antes del derbi del sábado. / JAIME GALINDO

Natxo González

Sorprendió Víctor Fernández con la “apuesta” que realizó en un partido tan importante y trascendente. Por un lado, introduciendo tres cambios en el once con respecto a jornadas anteriores y, por otro, lo más llamativo, el cambio de su estructura habitual. Decidió jugar con Edgar, tres centrales, Mouriño, Lluís y Francés, dos carrileros, Fran Gámez y Lecoeuche, un triángulo en medio campo, Aguado, Moya y Mesa, dos puntas; Azón y Liso. La lectura inicial que hice viendo esta propuesta fue que trataba de sorprender al equipo rival (no esperarían este cambio), conseguir ser más fuertes a nivel defensivo y tener dos jugadores que pudieran dar profundidad en caso de ser dominados.

Defensivamente, con el balón en juego, el Real Zaragoza se mostró fiable durante todo el partido. Excepto los últimos 15-20 minutos (con uno menos), presionó alto (con los tres jugadores del medio campo más los dos puntas) incomodando la salida de la SD Huesca y recuperando varias veces en campo contrario. Cuando el rival superaba esta presión los centrales presionaban bien de espaldas y al espacio, puesto que los tres son muy rápidos. Por el exterior, la banda izquierda de la defensa fue la más vulnerable (Zedadka sustituyó a Lecoeuche en el descanso), con Gerard Valentín que fue su jugador más desequilibrante. Donde más se sufrió y de donde vinieron las ocasiones del equipo local (tercer equipo menos goleador del campeonato) fue en las acciones a balón parado, como ocurrió en el gol (min. 18) en el único saque de esquina sufrido durante el primer tiempo, y en los centros laterales, especialmente en los últimos minutos de partido, que pudieron nivelar el marcador

Ofensivamente (37% de posesión) el Zaragoza fue un equipo muy directo pero muy eficaz, destacando el trabajo incansable de los dos delanteros (Azón y Liso). Como consecuencia de un desplazamiento largo vino la gran acción individual de Liso para empatar el partido (min. 36) y fruto de ello conseguir el Real Zaragoza hacerse con el control y dominio del partido, circunstancia que le permitió jugar más en campo rival y ponerse por delante (min. 45+5) de penalti. Hasta ese momento no había conseguido inquietar el área rival. En el juego posicional no consiguió aprovechar esa superioridad en zona de iniciación-creación con los tres centrales, los tres medios y los dos jugadores de banda, producida por el posicionamiento de los dos delanteros, que retenían a su línea defensiva. En el segundo tiempo, exceptuando los primeros diez minutos con la ocasión de Mesa, el Zaragoza paso a ser el equipo dominado.

Víctor Fernández había dicho en la previa, "yo solo quiero ganar; de la manera que sea, pero ganar". Para ello apostó por una variante distinta hasta el momento, y venció.