La 41ª jornada de Segunda

Ni una más

El Real Zaragoza dirime un duelo decisivo para la salvación en el que solo la victoria le permite sellar sin mirar a nadie más una permanencia ya agónica

Puede también salvarse empatando o cayendo en una tarde de nervios y transistores y ante un enemigo lanzado y con un ataque temible

Francés intenta controlar un balón en un entrenamiento.

Francés intenta controlar un balón en un entrenamiento. / JAIME GALINDO

Llega el Real Zaragoza a la penúltima jornada de Liga sin los deberes hechos, con una agonía prolongada ya demasiado, más que ningún otro año en esta negra etapa en Segunda en los que tuvo que lidiar con la prosaica meta de seguir en la categoría, un listón impropio e indigno que no conviene olvidar. Sin embargo, así arriba a un Sardinero lleno hasta la bandera, con las entradas agotadas, ante un Racing lanzado y que quiere asegurar una presencia en la promoción de ascenso, meta que ya tiene en la mano y a la que le basta con tan solo un punto, si bien la idea racinguista es quedar lo más alto posible para afrontar el playoff.

En ese escenario se juega el equipo de Víctor una auténtica final, sabiendo que después tendrá otra bala en casa ante el Albacete por si falla en esta, pero con la idea, única e innegociable, de no alargar la pesadilla. Ya ha fallado varias tentativas para asegurar la permanencia desde aquel empate en Butarque, hasta tres intentos sin victoria (Burgos, Oviedo y el empate en el descuento ante el Racing de Ferrol), y no debería mandar al limbo ni una más.

Las cábalas para salvarse

El Zaragoza debe intentar ganar a un equipo que anda enrachado, con tres triunfos seguidos y 5 duelos sin perder, y olvidarse del resto. Si logra la hazaña de conquistar El Sardinero la película se habrá acabado y empezará un tiempo de cambios en el club, obligados por cierto. También puede finiquitar el asunto en una tarde nervios y transistores aunque no obtenga el botín. Si empata y no gana el Alcorcón en el Ciutat de València y si, además, el Amorebieta pierde frente al Espanyol o el Mirandés no logra la victoria en Albacete. Hasta con derrota, lo que sería un colofón a la gris penuria de este equipo, pero valdría también en caso de que no ganen Amorebieta, Mirandés y Alcorcón. Esas son las quinielas, los estadios, hasta tres, que tiene que mirar de reojo el Zaragoza, pero lo que debe hacer es mirarse a sí mismo. Vencer y punto. No hay más.

Es verdad que ganar, no gana muchas veces este Zaragoza. Con Escribá dejó de hacerlo, con Velázquez también y con Víctor lo ha hecho solo en dos partidos de los 10, muy poco, seamos sinceros. Lo hizo ante el Tenerife en La Romareda y en el derbi contra el Huesca. 10 puntos de 30 contemplan al entrenador zaragozano, que llega a estos dos últimos partidos con tarea pendiente. Atendiendo a las matemáticas, el Zaragoza tiene poco más de un 6 % de posibilidades de bajar. No son muchas, pero son. Y, si sucediera esa tragedia, darían igual la incomparable liga de las lesiones en la que se esfuerzan en colocarle como el equipo con peor suerte del planeta, y la de las sensaciones, donde tantos partidos merece llevarse el botín sin cerrarlo, o la misión real que tiene Víctor en esta etapa y que algunos se empeñan en desligarla del logro numérico de puntos, que es por lo que normalmente se debe juzgar a cualquier entrenador. Si el Zaragoza no hace los deberes o, no se los hacen otros al fallar en sus partidos, bajará. Y sería una tragedia de gravísimas consecuencias. Nada, ni una sola palabra o excusa, la atenuaría y en ese contexto habrá muchos culpables, actuales, todos los que están sin excepción, por supuesto, y algunos pasados.

Buscar más seguridad

Para evitar eso tiene el primer match ball en Santander después de que el gol de Enrich fuera un asidero de vida porque ese punto, ese empate cuando todo parecía perdido, le dio más esperanzas y aclaró el panorama. Ante el Racing, Víctor pierde a Cristian, en su enésima lesión para que vuelva Edgar Badía, recupera a Marc Aguado, que llega justo, y Toni Moya, tras sanción, para cambiar su zona de medios con la pareja de centrocampistas habitual, aunque la duda en el estado físico del hijo del Gran Capitán abre la incertidumbre y quizá siga el irregular Jaume Grau. Además, el míster zaragocista tocará los laterales, buscando más consistencia ante un rival muy ofensivo con Mouriño en el diestro y, tras la lesión de Zedadka, vuelve el hasta ahora frágil Lecoeuche al izquierdo.

Por ahí andan los planes del entrenador, que mantendrá esquema y zona de ataque con respecto al partido ante el Racing de Ferrol y que necesita la mejor versión en la solidez de un equipo que lleva 8 partidos seguidos encajando para poder soñar con tumbar al Racing. En el equipo cántabro vuelve Marco Sangalli al lateral tras cumplir sanción y solo es baja Mantilla. Arriba, Peque, su gran artillero con 18 dianas, tiene los números para volver al once tras cumplir sanción y pasar por unas leves molestias que le hicieron guardar banquillo en la pasada jornada. Así, Íñigo Vicente, para muchos el mejor jugador de esta Segunda, se ubicaría en la izquierda y Mboula en la derecha para que Arana fuera la referencia, y aún quedarían en el banquillo Lago Junior, Andrés Martín o Baturina... El ataque del Racing da miedo y la convicción que muestra el equipo que con maestría dirige José Alberto y que suma 64 puntos no es fácil de frenar, mucho menos ante su gente, delante de un racinguismo que sueña con volver a Primera. Es un partido para valientes y es la hora de no fallar. Ni una vez más…   

Alineaciones probables

Racing de Santander: Ezkieta; Sangalli, Manu Hernando, Germán, Saúl; Íñigo Sainz-Maza, Morante; Mboula, Peque, Íñigo Vicente; y Arana.

Real Zaragoza: Edgar Badía; Mouriño, Francés, Jair, Lecoeuche; Marc Aguado, Toni Moya, Maikel Mesa; Mollejo, Adrián Liso e Iván Azón.

Árbitro: Iosu Galech Apezteguía (Comité Navarro)

Campo: El Sardinero

Hora: 18.30.