La opinión de Sergio Pérez

La zozobra del Zaragoza 23-24 y el giro de guion del Zaragoza 24-25

A falta de dos jornadas para la conclusión de la Liga, el Real Zaragoza aún no está salvado. Desaprovechó el primer match-ball ante el Racing de Ferrol, pero sigue dependiendo de sí mismo. En cuanto amarre la permanencia comenzará a gestarse el futuro. Habrá episodios de tensión, víctimas directas o colaterales, algún giro de guion de calado popular y, aunque ahora el desánimo lo invada todo inevitablemente y con justicia, otro proyecto con vocación de ascenso.

Raúl Sanllehí, Víctor Fernández y Juan Carlos Cordero, en la presentación del entrenador en marzo.

Raúl Sanllehí, Víctor Fernández y Juan Carlos Cordero, en la presentación del entrenador en marzo. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Lo primero que hay que subrayar con un énfasis muy importante es que el Real Zaragoza 23-24 todavía no ha conseguido la permanencia matemática a falta de dos jornadas para la conclusión de la Liga. Es decir, los objetivos iniciales de la propiedad en su segunda tentativa en la plaza han quedado lejísimos, situación que descalifica la temporada por sí misma sin necesidad de hacer un mayor hincapié. El peligro de descenso todavía no ha desaparecido.

El equipo se salvará este domingo con una victoria, como lo hubiera hecho el pasado si hubiese vencido al Racing de Ferrol. Al final, el empate frente a los gallegos ha mantenido esta terrible zozobra. El Zaragoza depende de sí mismo para poner el punto y final a esta larguísima agonía, pero también podría lograrlo empatando o perdiendo en Santander siempre y cuando se dieran una serie de resultados posibles pero a los que mejor no guardar una fe excesiva. Si todo volviera a salir del revés, llegar a la última jornada sin el trabajo hecho tendría un cariz espeluznante.

El Real Zaragoza tiene tres puntos de renta sobre la zona de descenso con solo seis por repartir. Dispone, por lo tanto, de un porcentaje elevado de posibilidades de salvación. Estas son las cuentas. Queda rematarla a no más tardar para asegurar la permanencia en el fútbol profesional, que de algo de tanta trascendencia estamos hablando, y empezar a poner las bases sobre las que construir el Zaragoza 24-25.

Desde la temporada 19-20, la que frustraron la pandemia y un importante error de valoración del escenario con el regreso del fútbol sin público, el Real Zaragoza no ha pasado de la décima posición: ha sido decimoquinto, décimo, decimotercero y, de momento, decimoquinto. Estamos, por lo tanto, ante una tendencia de resultados negativos sostenida en el tiempo.

En cuanto el equipo se salve habrá unos días de juicios sumarísimos, que afectarán al club con inevitables consecuencias. Enseguida se abrirá paso, poco a poco, la ilusión por la construcción de un nuevo proyecto, como ha sucedido de manera reiterada en todos estos años de penurias durante el periodo estival y como volverá a ocurrir con toda seguridad., con un grado alto de efusividad de nuevo o, quizá, de modo más prudente después de tanto varapalo.

En cuanto le sea posible, el Real Zaragoza se apresurará a poner encima de la mesa las cartas necesarias para que el estado de ánimo de su masa social vaya cambiando lenta pero progresivamente. Primero habrá algunos episodios de tensión, consecuencia de esta desastrosa Liga. Se cobrarán facturas, con víctimas directas o colaterales, y se harán cuentas. El próximo proyecto estará en un escalón salarial bastante parecido al actual, ligeramente superior si nada falla.

Luego, como los ha habido ya en varias ocasiones en estos once años, se producirá algún giro de guion de alto calado popular. Comenzará pronto la venta de un nuevo producto que al aficionado evaluará con la razón y que, posiblemente, comprará con el corazón a pesar de la evidente fatiga a todos los niveles con la que ha llegado a mayo de 2024. Aunque ahora mismo cunda el desánimo por todos los rincones de la piel del zaragocismo, el Zaragoza 24-25 nacerá con el ascenso como objetivo.