La 41ª jornada de Segunda

La crónica del Racing-Real Zaragoza (0-2). Una sentencia a lo grande

El Real Zaragoza firma la agónica salvación doblegando al Racing sujetado en un buen trabajo colectivo y en las paradas de Edgar Badía

Iván Azón, en el inicio del duelo, y Sergi Enrich, al final, rubricaron un triunfo merecido de un Zaragoza que supo sufrir en la primera parte y que tuvo el acierto en ataque para doblegar a un rival que llegaba lanzado

Iván Azón celebra el primer gol del Real Zaragoza en Santander.

Iván Azón celebra el primer gol del Real Zaragoza en Santander. / CARLOS GIL-ROIG

El epílogo a esta temporada horrorosa, a una salvación agónica y que se había prolongado en demasía, llegó de la mejor manera, con una victoria en Santander ante un enemigo lanzado que parecía imparable para dejar de sufrir, para acabar con demasiados días de penurias, impropias de un club de la historia del Real Zaragoza, que no podía caer a Primera RFEF y que ha bordeado el desastre. Sostenido en la primera parte en Badía y en un ejercicio de concentración y buen trabajo defensivo global, Víctor, con 13 puntos de 33 posibles, rubricó la misión para la que llegó en marzo, con más penas y sinsabores de las esperadas, pero logrando arribar a buen puerto, que era de lo que se trataba y lo que hay que subrayar.

El Zaragoza no tiene mucho que celebrar en esta permanencia, si acaso suspirar de alivio, pero al menos no ha tenido que esperar a la última jornada y llevar a su sufrida afición al borde del infarto. La victoria, la única condición que hacía olvidar lo que hicieran los demás, llegó por el camino que abrió Azón, otro de los héroes junto a Badía en el triunfo de El Sardinero y la rubricó Enrich, decisivo en este tramo final de Liga, en los últimos instantes, con un gol que ya era el final definitivo de cualquier sufrimiento, con la liberación que supone rubricar una continuidad en la categoría de plata que debe marcar el inicio de muchas decisiones, pero sobre todo tiene que suponer tomar buena nota de los muchos errores cometidos.

Con un Sardinero lleno y en ebullición, con defensa de cuatro y Mouriño de lateral diestro y Badía bajo palos para que Toni Moya se situara junto a Grau y Maikel Mesa tratara de enlazar con Azón salió el Zaragoza en Santander ante un Racing que no tardó en demostrar que tenía más fútbol y más energía que su rival en un primer aviso de Peque que neutralizó Badía por el costado de Lecoeuche, que iba a ser la tónica después. Sin embargo, el Zaragoza tuvo la respuesta más contundente con un robo de Toni Moya y la pared con Maikel Mesa para que el extremeño le pusiera el balón a Iván Azón y batiera a Ezkieta en el minuto 3.

No se amilanó ni bajó el pistón el Racing, con mucha presencia y trabajo en su medular y con las subidas de los laterales, Dani y Saúl, y con el fútbol de su zona de mediapunta con Íñigo Vicente y Peque sobre todo. Arana probó de nuevo a Badía en un pase de Peque, que disparó mal en una nueva jugada por el costado de Lecoeuche y Liso, donde Andrés y Dani campaban a sus anchas. El peligro rondaba el área zaragocista, donde Jair se multiplicaba en balones aéreos y Francés mantenía el tipo, pero sobre todo lo hacía Badía, con un paradón enorme a remate de Aldasoro. No lograba el Zaragoza bajar el ritmo del duelo, un choque intenso, de mil batallas, con mucho fútbol y pasión, aunque sí pudo tomar más ventaja, pero Liso, a pase de Maikel Mesa, no supo aprovechar la más clara.

Sólidos tras el descanso

El Racing acertó con el gol de Andrés Martín, pero el VAR hizo justicia con una falta anterior de Rubén Alves a Francés y, en la enésima llegada por el costado derecho del Racing, Arana, encimado por Francés, no pudo empujar el balón para que al descanso se llegara con ventaja zaragocista aunque con la respiración contenida.

La segunda parte empezó con los mismos actores, pero el Zaragoza salió mejor situado, tapando mejor las alas, sobre todo la izquierda. De hecho, las primeras amenazas fueron de Azón, en dos remates de cabeza sin tino tras jugadas de estrategia. Sin embargo, Badía volvió a disfrazarse de salvador con un pie que evitó el gol del Saúl y también atrapó un remate muy centrado de Andrés Martín. Liso y Lecoeuche, atinado para tapar bien en un remate del recién salido Mboula, tapaban mejor su banda y el peligro llegaba más por la derecha, hasta que Víctor tiró con maestría del banquillo y ubicó a Gámez por delante de Mouriño en la diestra para que Valera ocupara el interior zurdo y Enrich se situara junto a Azón. Sin Íñigo Vicente, lesionado, el Racing empezó a ver demasiada oscuridad, con el Zaragoza muy bien ubicado y trabajando la presión sobre el rival, con Grau y Moya cada vez más presentes y bien sujetado atrás por Francés y Jair.

El golpe de gracia llegó cuando el cronómetro ya estaba cerca del 90. Una gran acción de Valera dibujó un pase perfecto a Gámez para que Enrich solo tuviera que embocar el segundo tanto y echarle el lazo definitivo a la temporada, dejando el choque ante el Albacete en solo testimonial para un Zaragoza que sufrió como nunca, pero que al menos pudo sentenciar su gris meta de la salvación a lo grande.