Día de la Eliminación de la violencia contra las mujeres

¿Quién está detrás del teléfono de ayuda del Instituto Aragonés de la Mujer?

El teléfono 900, del Instituto Aragonés de la Mujer, atiende a las víctimas de toda la comunidad las 24 horas, los 365 días del año

Línea 900 8 Las trabajadoras del centro de atención del Instituto Aragonés de la Mujer. | IAM

Línea 900 8 Las trabajadoras del centro de atención del Instituto Aragonés de la Mujer. | IAM / Judit macarro

Judit Macarro

Judit Macarro

Un número de teléfono sencillo, tres cifras, fácil de recordar y que no deja registro en la factura. Bajo esta idea surgió, en 1998, el recurso gratuito con el que las víctimas de violencia de género de todo Aragón pueden ser atendidas las 24 horas del día, los 365 días del año. Pero, ¿qué recursos y trabajadores hay detrás de la línea telefónica del 900?

Al descolgar la llamada, la voz de una trabajadora social o psicóloga pregunta por el motivo de la llamada. Sus identidades son anónimas porque «hemos recibido varias amenazas por parte de los agresores», aseguran algunas de las trabajadoras. Todas ellas tienen una formación específica en violencia de género y «cada cierto tiempo vamos haciendo cursos para actualizar nuestros conocimientos», asegura una de las trabajadoras de la línea.

Para las operarias es fundamental tener una buena preparación porque «recibimos y atendemos a las víctimas que necesitan ser escuchadas». Por ello, es importante que las llamadas sean grabadas y también «en caso de que se necesiten para completar los informes en el juzgado o para crear un perfil adecuado de atenciones que recibirá la víctima», explican.

Después, una vez conocida la situación específica de la persona que pide ayuda, se recogen todos los datos en una aplicación donde gestionan los servicios que recibirá cada una de las mujeres. Al mes realizan «unos 300 partes de intervención» que, en función de cada caso, son derivados a un abogado de guardia, las Fuerzas y Seguridad del Estado o centros municipales (como La Casa de la Mujer en Zaragoza).

En lo que va de año, las trabajadoras ya han recibido 3.565 llamadas «de todo tipo», aunque en su mayoría son por maltrato físico (un 38%) o psicológico (un 29%). El 2022 se cerró con un total de 4.142 llamadas, 345 al mes, y 537 mujeres atendidas frente a las 509 de 2021 y las 319 de 2020. Una diferencia numérica que señala un crecimiento anual constante desde que se puso en marcha el servicio.

Además, a lo largo de los años, desde el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM) han observado que los lunes son los días que más llamadas se reciben, «con una tendencia a que aumenten las demandas tras los fines de semana, festivos y vacaciones».

Las peticiones son de todo tipo, ya que «pueden ser las propias mujeres, que llaman porque necesitan ayuda u orientación según el caso. Aunque también recibimos llamadas de los hospitales, si la víctima ha sufrido algún tipo de lesión, o de la policía, si ya se ha acudido directamente a denunciar», explican desde el IAM.

Insisten en que el abanico de situaciones que escuchan detrás de cada llamada es múltiple. Es decir, no hay un patrón ni ningún perfil concreto detrás de la violencia machista. Aunque, algunos de los datos recogidos por el IAM señalan que el 71% de las víctimas atendidas tienen hijos y el 72% no tiene trabajo, de las que el 62% reconoce carecer de ingresos.

Un camino en compañía

Analizado el caso y sus distintas necesidades, desde el 900 se aseguran de que la mujer esté bien atendida en todo momento. «Hacemos un seguimiento hasta que nos conste que ha habido contacto con el servicio concreto, sea el letrado o la trabajadora social», añaden desde el servicio telefónico.

La intervención es presencial, salvo en aquellos supuestos «en los que la mujer rechace esta modalidad, siendo únicamente telefónica», explican desde el instituto. Además, la actuación se pondrá en marcha «cuando sea necesario alojar a la mujer fuera de su domicilio, haya necesidad de apoyo y acompañamiento, tenga carencias de recursos para desenvolverse en la situación que está viviendo o la víctima vaya acompañada de menores», enumeran.

El camino a recorrer es difícil, pero lejos de lo que pueda parecer «no están solas». Así lo declaran en su eslogan desde el IAM, donde dejan claro que «nuestro trabajo se basa en ofrecerles acompañamiento y apoyo a las víctimas de violencia de género».

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