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REPORTAJE

La Gran Extinción

Hace unos 250 millones de años, en la transición del Pérmico al Triásico, la caída de un asteroide provocó en la Tierra la conocida como Great Dying o Gran Extinción, el mayor colapso en la historia de la vida: el 90% de las especies marinas y el 70% de las terrestres desaparecieron para siempre, un porcentaje muy superior a la crisis que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años. El planeta tardó mucho en rehacerse. Numerosos sedimentos de la época han confirmado la hipótesis de la caída del gigantesco meteorito, pero la huella irrefutable, la prueba, la evidencia del impacto, se había resistido... hasta ahora.

Investigadores norteamericanos dirigidos por la geóloga Luann Becker, de la Universidad de California en Santa Bárbara, creen haber localizado los supuestos restos del cráter en el océano Indico, concretamente a unos 300 kilómetros de la costa noroccidental de Australia. Se trata de una formación submarina llamada Bedout High que tiene unos 200 kilómetros de ancho y se halla a una profundidad de entre tres y tres kilómetros y medio.

El trabajo, financiado parcialmente por la NASA. lo publica la prestigiosa revista Science, aunque la misma investigadora ya había presentado un avance menos concluyente el año pasado. Ahora es tajante: "El cráter está relacionado sin ninguna duda con la Gran Extinción", afirma Becker.

Otras posibilidades

Hasta hace poco, el origen meteorítico de la Gran Extinción compartía protagonismo con otras hipótesis, como una intensa actividad volcánica, la explosión de una supernova cercana y hasta el movimiento natural de las placas terrestres. Sin embargo, todo cambió en el año 2001 cuando Becker y su equipo encontraron en la Antártida unos curiosos fragmentos de meteorito que fueron datados como de finales del Pérmico, de hace 250 millones de años. La extraña composición mineralógica, incluyendo iridio, avaló el origen extraterrestre. Luego también hallaron piezas de cuarzo con evidencias de haber sufrido una desfiguración de "impacto múltiple". El mismo hallazgo se repitió en Australia (hace 250 millones de años, la Tierra no tenía la misma configuración que ahora: sólo había un macrocontinente, Pangea, y la actual Australia no era más que una porción próxima a lo que luego fue la Antártida).

Becker descubrió que las compañías petroleras habían abierto a partir de los 70 dos núcleos en la estructura del Bedout High. Cuando fue a ver las prospecciones, encontró evidencias de una capa fundida y los materiales que se analizaron resultaron ser de antigüedad cercana al Pérmico final. "Pocos fenómenos terrestres tienen la energía para desfigurar al cuarzo, ni siquiera las más altas temperaturas o las presiones del interior de la capa terrestre", escribe Becker en referencia a la actividad volcánica. Tiene que ser la caída de algún objeto celeste. Curiosamente, según destaca la investigadora, una estratigrafía muy similar ha sido encontrada en el cráter de Chicxulub, en México, supuesto huella del impacto que acabó con los dinosaurios.

Tamaño desconocido

Nunca un fenómeno violento tuvo tanto impacto sobre la vida en la Tierra. El tamaño del supuesto asteroide de la Gran Extinción es una incógnita, pero a la roca que formó el cráter Chicxulub se le calculan unas dimensiones de 10 a 30 kilómetros. En ambos casos, el impacto habría ocasionado una inmensa nube de polvo y un desarreglo climático imponente.

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