El 19 de octubre de 1469, los jóvenes herederos de Aragón y Castilla, Fernando II e Isabel I, se unieron en matrimonio en las bodas que tuvieron lugar en Valladolid. Un enlace que marcaría el reinado de los dominios que con ellos constituyeron la monarquía española durante varios siglos formando una diarquía, el tópicamente llamado “reinado de los Reyes Católicos”.

Hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, Isabel I llegó a la Corona de Castilla tras la guerra de sucesión castellana, ya que los derechos de Isabel fueron bélicamente disputados por su sobrina Juana “la Beltraneja”, quien contaba con el apoyo del rey de Portugal Alonso V, del monarca francés Luis XI y de una parte de la nobleza castellana.

Por su parte, Fernando II, hijo de Juan II de Aragón y Juana Enríquez, se proclamó Rey de la Corona de Aragón, V de la de Castilla, rey de Sicilia, Cerdeña y Nápoles y rey de Navarra tras ser nombrado heredero de Aragón y su enlace con Isabel de Castilla. Revestido de plenos poderes reales por la llamada Concordia de Segovia, Fernando venció en la guerra ayudado por su padre y el pueblo castellano formando así el reinado de tan memorable recuerdo en la historia de España.