Rubén Calvo Ropero, el asesino machista de Katia, continúa sedado en la uci del hospital Miguel Servet de Zaragoza, después de que tratara de suicidarse tras matar a su pareja el domingo en la capital aragonesa. Una situación clínica que le ha impedido declarar ante el juez, si bien este acaba de decretar la prisión provisional, comunicada y sin fianza.

El magistrado titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Zaragoza ha realizado este miércoles por la mañana una vista en la que la Fiscalía solicitó el internamiento en la cárcel como medida cautelar como supuesto autor de un delito de asesinato y quebrantamiento de condena y la defensa, ejercida por la abogada Carmen Sánchez Herrero, se opuso.

Esta decisión conllevará el inmediato ingreso en la cárcel del sospechoso cuando reciba el alta, momento en el que se le citará para tomarle declaración. La abogada mantiene que es un paciente al que se le diagnosticó esquizofrenia.

Evidencias

En el auto de ingreso en prisión, el magistrado señala que hay "bastantes indicios de criminalidad" contra el acusado, destacando que en el interior de la vivienda estaba la víctima y su asesino, que existen una serie de mensajes entre el padre de Rubén Calvo intercambió una serie de mensajes con Katia quien le dijo que iba a ir a la casa y que tras matar a la joven de 35 años trató de suicidarse tirándose desde un quinto piso.

Califica también de "contundente" la forma en la que fue apuñalada con un cuchillo de la propia vivienda y señala que la situación mental de de Rubén Calvo era "cuanto menos de alteración" y que el progenitor del joven de 31 años se lo advirtió a la fallecida.

Mientras, el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón analiza los móviles tanto de Katia, de 35 años, como de Rubén Calvo para analizar el porqué la víctima mortal había acudido a la vivienda de su verdugo pese a la orden de alejamiento vigente. La primera denuncia que interpuso fue por una agresión que la joven nicaragüense sufrió en el domicilio de la anciana a la que cuidaba, pero luego vinieron otras más. Pese a ello, la valoración del riesgo fue calificada de «baja».

Trató de defenderse

El cuerpo de Katia continúa en el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), donde se le practicó la autopsia que determinó, tal y como adelantó EL PERIÓDICO, que la víctima murió de un shock hemorrágico como consecuencia de la multitud de cuchilladas. Ella trató de defenderse por las heridas que llevaba en sus manos.

El Ayuntamiento de Zaragoza se puso en contacto con la familia de Katia para asumir el gasto de repatriar el cadáver. La autorización la tendrá que dar el juez, puesto que se considera una prueba y, por ende, hasta que no haya sentencia debe mantenerse la custodia por si fuera necesaria su exhumación para una nueva autopsia. De ahí que suela prohibir la incineración. Existe un precedente de una víctima que continúa en las cámaras frigoríficas del IMLA porque un juez rechazó la repatriación a Rumanía. Fue el asesinato de María, en el 2018 en Movera.