Los perros son nuestros más fieles amigos y cada día que pasamos con ellos más nos sorprenden por su inteligencia y sus capacidades. De hecho, solemos incluso infravalorarles y no tener en cuenta todo lo que son capaces de hacer y de aprender. Algunas cosas se les pueden enseñar y otras, en cambio, son innatas.

Tienen muchas capacidades que son muy superiores a las de los humanos, por lo que no podemos hacernos a la idea de lo que son capaces de pensar, sentir y asociar porque no llegamos nunca a ese nivel.

Por ejemplo, ¿te has preguntado cómo es capaz un perro de saber la hora? De conocer cuándo le toca levantarse, un paseo, cuándo predicen sus momentos menos favoritos o incluso tener una especie de sexto sentido para conocer cuándo vas a llegar a casa. Lo que te parece intuición no lo es tanto y tiene explicación científica.

Los aspectos clave

Uno de los puntos más importantes a resaltar es que son animales observadores y, por tanto, conocen nuestras rutinas y nuestro modo de vida. Cuándo nos vamos, cuándo solemos volver y qué solemos hacer.

Pero lo que de verdad marca la diferencia sin ninguna duda es su olfato. Y quizá puedas pensar que cómo el olfato puede hacer que sepan cuándo vamos a llegar a casa, pero es así. No podemos ni llegar a imaginar la sensibilidad del olfato de un perro porque es entre 10.000 y 100.000 veces más sensible que el nuestro, por lo que son capaces de detectar hasta el más mínimo matiz.

Su nariz (su trufa) es capaz de detectar cada olor, que es único y que procede de las partículas que desprende nuestra piel. Ese olor se queda en el ambiente y cuando los perros se chupan con la lengua la trufa la hidratan y al mismo tiempo mandan información a su olfato, que es capaz de conocer la concentración de los olores. Cuanto más tiempo estemos fuera, lógicamente, menos olor nuestro habrá en el ambiente, así que el perro asocia la concentración con las horas de ausencia y sabe más o menos cuándo vamos a llegar.

Y lo mismo sucede con el aire y con el ambiente, por lo que así intuyen cuándo les toca un paseo, un baño o comer. Así, se anticipan a nuestros actos.