Llegas al supermercado, te plantas delante de los estantes de harina y ves decenas de paquetes. Unas dicen que son especiales para repostería, otras que son las de toda la vida de trigo, otras de cebada, otras de avena y las hay incluso de arroz. Al final, posiblemente hagas sota, caballo y rey y optes por la más clásica y problema arreglado.

El caso es que hay casi tantas harinas como cereales, con lo que eso conlleva. Si cada cereal tiene sus propias características y pormenores, en el caso de las harinas es exactamente lo mismo. No son todas iguales ni se deberían usar para lo mismo de manera indistinta.

Cambia el sabor, la textura no es igual, la cantidad de gluten varía, la espesura o la finura, el nivel de fibra, su poder saciante... Todas son muy útiles y tener harina en casa es absolutamente imprescindible por la versatilidad que posee, pero repetimos, no todas son iguales.

Las más comunes

  • De trigo. Es la más común de todas y la más versátil. Es apta para la repostería y para hacer masas de pan o de pizza y también para los rebozados de carnes o pescados.
  • De trigo integral. La única diferencia es que se muele el grano entero, por lo que el aporte de fibra y su poder saciante aumenta. Muy recomendable.
  • De fuerza. Es la de trigo de toda la vida, pero con más gluten. Muy indicada para preparaciones que necesiten levadura, como pan o masas.
  • De centeno. También es muy utilizada en la producción de pan, aunque es verdad que es mucho menos manejable que la de trigo, ya que se pega mucho. Posee un cierto toque amargo, por lo que para la repostería no está recomendada, aunque sí para hacer galletas.
  • De avena. Es una de las que más fuerza está cogiendo en los últimos tiempos, aunque en España todavía nos cuesta consumirla. Es muy fina y de sabor suave, por lo que se emplea para casi cualquier clase de repostería e incluso para papillas de bebés.
  • De arroz. Como todo lo que tiene que ver con el arroz, en Japón la emplean mucho. Es muy suave, muy espesante y se usa para hacer los famosos fideos.
  • De cebada. No tiene mucho gluten, por lo que al hacer pan sale más espeso que el tradicional. Es una de las más beneficiosas.
  • De maíz. Es una buena espesante también y está indicada para hacer empanadillas o tortillas. En México es utilizadísima. Otra gran ventaja es que no tiene gluten.