A la hora de hacer una renovación en el hogar hay elementos que hacen mucho. Por ejemplo, simplemente cambiando la pintura de una oscura a una de tono neutro y claro, como por ejemplo blanco, se consigue que una estancia tenga mucha más luminosidad y que "crezca".

El caso de las persianas y los estores es parecido. Simplemente cambiando estos elementos se puede dar un aire muy renovado a cualquier lugar de la casa. Es de esos cambios que no cuestan mucho dinero y que hacen mucha faena.

Ahora bien, es complicado a veces saber cual elegir. Las dos tienen sus similitudes y las funciones son las mismas, pero a la hora del montaje, el apartado decorativo e incluso la limpieza la película cambia.

Difícil decisión

De primeras es necesario tener claro que las dos sirven para lo mismo. Por un lado tienen una clara función ornamental, pero sobre todo nos permiten regular el nivel de luz natural que entra del exterior a nuestro gusto y además proteger la intimidad de dentro del hogar.

Una de las grandes diferencias es su forma y sus materiales. Las persianas son láminas que están hechas de aluminio, PVC u otros materiales. Son más rígidas que los estores, que son de tela, lo que le permiten ser más agradables y que decorativamente haya más variedad, porque hay muchos modelos, colores y motivos. En el caso de las persianas eso no pasa.

Además, las persianas son mucho más complicadas de instalar e incluso de limpiar. A cambio dan una mayor sensación de amplitud y sus tonos suelen combinar a la perfección con cualquier estancia. Aparte, una vez instaladas, prácticamente nos podemos "olvidar" de ellas porque no darán problemas.

Pero lo que marla la diferencia a la hora de elegir no suele ser la decoración ni los colores, sino el gusto de cada uno con respecto a la luz natural. Un estor levantado y una persiana igual dejan pasar la luz, pero cuando están ambas bajadas las persianas son mucho más opacas que los estores, por lo que si eres dormilón o necesitas oscuridad total para dormir tendrás un problema con un estor. Además, en verano bloquear la luz natural para evitar que la casa se caliente es fundamental y ahí sin duda ganan las persianas.

En cuanto a la limpieza, ninguna de las dos opciones es especialmente complicada, pero sí que los estores vuelven a cobrar algo de ventaja, ya que son un paño húmedo y una solución jabonosa será más que suficiente.