La plaza Santa Engracia de Zaragoza luce renovada, reluciente, accesible y peatonal desde este miércoles. No tiene nada que ver con lo que durante muchos años fue porque ahora los 2.600 metros cuadrados de superficie son de los peatones. Ni rastro coches y furgonetas de reparto aparcadas en doble fila. Y brilla también de una forma especial porque ha sido el lugar elegido por el ayuntamiento para colocar el homenaje a las víctimas del covid.

Ahora la basílica menor que le da nombre a la plaza es más visible y sobresale de una forma especial. Imperiosa. Este era el objetivo de los técnicos municipales y así el templo recuperará la importancia que tiene, ya que es el primer monumento nacional catalogado en la ciudad, en 1882, dos décadas antes que la del Pilar.

Tal y como se ha diseñado, desde el paseo Independencia todas las miradas van a parar al templo y al busto de Costa, restaurado, y que hasta ahora pasaba desapercibido en medio de una glorieta. Su nueva ubicación, al inicio de la calle que lleva su nombre, permite que cobre mayor protagonismo.     

Con la reforma, que ha respetado el arbolado, se han ajardinado 380 metros cuadrados, donde se han plantado ocho nuevos ejemplares de menor porte y 200 arbustos de flores.

El objetivo del consistorio era convertir esta plaza en un lugar de paso pero también de ocio, de reposo, donde los zaragozanos puedan sentarse en alguno de sus bancos y disfrutar observando el trajín de personas cruzando de un lado a otro que ayer recuperó, tras la inauguración. Para ello se han diseñado corredores peatonales sin obstáculos tanto en los laterales como en su zona central.

Es totalmente accesible y, además, se ha dotado de señalización podotáctil fresada sobre el granito en todos los límites de la plaza y en los puntos de cruce peatonal. 

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Expectación en la inauguración de la nueva plaza Santa Engracia de Zaragoza JAIME GALINDO

Los vecinos tenían ganas de ver el resultado y muchos fueron los que retrataron con sus cámaras la nueva plaza. Y, ya de paso, a la comitiva municipal que asistió a la inauguración de ayer, salvo ZeC y Podemos, que no estuvieron tampoco en el momento en el que se descubrió el homenaje a las víctimas del coronavirus.

La presidenta de la Asociación de Víctimas del Covid, Marimar Martín, tras descubrir el monumento, dos zetas entrelazadas en acero inoxidable y losetas de granito negro pulido, ha agradecido al ayuntamiento la oportunidad de «volver a poner rostro» a todos los que se han ido como consecuencia del coronavirus. «Es la escultura de la esperanza de recuperar el contacto cercano, de volver a caminar juntos, de volver a la vida de antes», ha declarado.

Presumiendo de gestión

La vicealcaldesa, Sara Fernández, ha destacado la accesibilidad de la plaza, sin barreras de ningún tipo, y el espíritu con el que se ha reformado, para que sea «un lugar de encuentro y convivencia», ha señalado, sin olvidarse de destacar que también se había convertido en un «homenaje» a las víctimas del covid.

Por su parte, el alcalde, Jorge Azcón, ha destacado el acierto de la reforma. «La primera de las renovaciones de otras muchas calles en las que está trabajando el ayuntamiento», ha avisado.

Para el regidor, el hecho de que estos trabajos se hayan ejecutado en seis meses es una demostración de compromiso. «Durante años hemos visto obras que se prolongaban durante años y en menos hemos diseñado y ejecutado las obras», ha presumido. «Es un signo de cómo hace las cosas del Gobierno de PP-Cs», ha insistido el primer edil.