Hace una semana que la línea de autobús TR, que pretendía servir como refuerzo al tranvía para restarle viajeros para compensar la bajada del aforo, ya no circula por las calles de Zaragoza. Se puso en marcha en noviembre y, ante el escaso éxito que tuvo en un primer momento, se anunció que en enero se iba a retirar, aunque finalmente no fue así. En total, en todos estos meses (187 días) se han registrado 5.425 usuarios de estos buses, que de media no son ni 30 cada día.

Por meses, febrero, el mes más corto del año, fue el que más viajeros registró, con 1.188. Le siguen marzo (1.155); abril (996); mayo (983); enero (560); diciembre (441) y enero (102). En un principio, en esta línea circulaban tres autobuses y el coste de este servicio de refuerzo era de casi 500 euros al día. Después se disminuyó porque se dejaron solo dos vehículos circulando.

En paralelo, la demanda del resto de líneas va creciendo poco a poco a pesar de la pandemia. En los meses más duros de la crisis del covid el número de usuarios llegó a descender hasta un 95%, lo que causó un agujero económico en las cuentas municipales de más de 20 millones el año pasado. Sin embargo, actualmente los viajes realizados en los autobuses de Zaragoza suponen el 69% de las cifras registradas en 2019, el último antes de la llegada del coronavirus.

Por otro lado, aunque también relacionado con el servicio de transporte público de la ciudad, el Ayuntamiento de Zaragoza va a desembolsar 36.917 euros para pagar el gel hidroalcohólico de los dispensadores que hay en los buses y en el tranvía. Del total, 16.821 euros son de la factura de enero para los rellenar los dosificadores de los autobuses, 15.477 de la de febrero, y 4.619 de marzo (en este caso de los tranvías).