No hubo acuerdo. Por enésima vez, Avanza y el comité de empresa no han sido capaces de encarrilar las negociaciones para desatascar el conflicto abierto ya desde hace 20 meses en el servicio del autobús urbano de Zaragoza. Ayer las partes regresaron al Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje con la premisa de intentar cerrar un convenio. Pero todo desembocó en un nuevo fiasco que, de puertas para afuera, supone que la huelga se retoma desde hoy mismo.

Han sido solo tres días de pausa después de casi dos meses de paros ininterrumpidos en el servicio, puesto que desde el 5 de septiembre la huelga está convocada de lunes a domingo. Y ahora, la previsión es que pueda endurecerse, puesto que el próximo miércoles los trabajadores votarán en referéndum aceptan la propuesta del comité de parar seis hora al día en vez de tres, como hasta ahora.

Primeramente, eso sí, el comité y la plantilla se reunirán hoy en asamblea para ponerles en conocimiento de los últimos hechos acontecidos y para detallar esa propuesta de endurecer la huelga.

Con respecto a la reunión de ayer, desde la parte social aseguran que la empresa no se movió de sus posiciones y que se siguen remitiendo a la oferta que hizo en SAMA en septiembre. «Nosotros hemos hecho un esfuerzo, porque hemos realizado una propuesta que incluía rebajar nuestras pretensiones, pero se han negado y casi parecía que les habíamos ofendido», explica el presidente del comité, José Manuel Montañés.

La propuesta de los sindicatos incluía constaba de cuatro patas. Por un lado, en cuanto a la oferta económica, han pedido «un 12% de subida» en la parte fija del salario, «la misma cifra que siempre utiliza la empresa», pero que se refiriera al periodo comprendido entre 2020 y 2023, dejando fuera al 2024, un año que sí que entra en los cálculos de Avanza a la hora de estimar los incrementos.

Cabe destacar que el convenio que se está negociando actualmente estaría en vigor solo hasta finales de 2023, puesto de forma retroactiva se aplicarían las subidas desde 2020, año desde el que lleva caducado el anterior convenio.

También han pedido que se establezca un horario fijo de entrada y otro de salida, que los cuadros de descanso sean «iguales para todos» y una reducción de jornada de 4 días al año en vez de 5 como venían solicitando hasta ahora.

Por su parte, desde Avanza consideran que la reunión de ayer fue «decepcionante», puesto que la propuesta del comité supondría incrementar los costes «hasta un 20%». «En estas condiciones es inviable el acuerdo. Están negociando con la amenaza constante de aumentar los paros. Ha sido bochornoso», afirma el director de la empresa, Guillermo Ríos.

Las negociaciones, así, han vuelto a romperse aunque, eso sí, Avanza y su comité tendrán que volver a verse en el SAMA si la plantilla ratifica en el referéndum del próximo miércoles el endurecimiento de la huelga. La legislación laboral establece que, al convocarse de nuevo los paros, las partes han de pasar primero por el SAMA, por lo que los sindicatos apuntan a que la empresa podría estar esperando a conocer el resultado de la votación para moverse, o no, de sus postulados actuales. 

El observador se queda fuera de la reunión

Uno de los ausenten en la reunión de ayer entre Avanza y su comité de empresa fue el observador municipal, Juan García Blasco, asignado por el Ayuntamiento de Zaragoza. El Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA) no autorizó la presencia del catedrático de Derecho del Trabajo porque «incumple las normas de este organismo», según explicaron desde el comité.

Los representantes sindicales solicitaron entonces la dimisión de la concejala de Movilidad, Natalia Chueca, quien propuso que García Blasco asistiera al encuentro en representación del ayuntamiento sin confirmar previamente, lamenta el comité, si su presencia estaba garantizada en las reuniones en el SAMA.

Según explicó la propia concejala el pasado martes tras la reunión celebrada a tres bandas en la casa consistorial, fue el comité el que solicitó que hubiera un representante municipal en las reuniones, por lo que Chueca optó por contratar a García Blasco, que ya medió en el conflicto de 2016.

Su presencia fue una de las exigencias del comité para volver a la mesa de negociaciones, puesto que consideraban que el ayuntamiento debía constar como observador durante las negociaciones «para que no hubiera malentendidos». No exigían que realizara una labor de mediación, sino de mero testigo de las conversaciones.

Avanza y el comité se reunieron por primera vez en dos meses el pasado martes en el ayuntamiento ante la presencia de Chueca. Fue a petición de los sindicatos y la solicitud incluía la promesa de suspender los paros mientras durasen las negociaciones. Pero han vuelto a romperse.