Talados cuatro árboles junto a uno de los nuevos quioscos del Parque Grande

El parque José Antonio Labordeta de la capital aragonesa, uno de los pulmones verdes de la ciudad, continúa su transformación que se inició en el mandato anterior con Natalia Chueca, la actual alcaldesa, como concejala de Servicios Públicos. Primero llegaron los tulipanes, después la renovación de los parterres del paseo de San Sebastián, de las áreas de juego infantiles y de la rosaleda. Y ahora está siendo el turno de los quioscos de restauración que, con cierto retraso conforme a lo previsto, están siendo renovados. Eso sí, por el camino han quedado cuatro pinos que estaban en el entorno del antiguo quiosco de Flandes y Fabiola que fueron talados a principios de verano.

La tala fue descubierta hace unos días cuando se han retirado las vallas que rodean las obras de construcción del nuevo quiosco. Hubo usuarios en redes sociales que lo criticaron e incluso la portavoz de ZeC, Elena Tomás, denunció que el Gobierno municipal del PP se está «cargando las plazas, las calles y ahora el parque». «Esta ciudad es una sartén», afirmó.

Según explican desde el ayuntamiento, la tala no estaba motivada por la construcción del nuevo quiosco, sino que estaba ya programada y prevista porque los servicios municipales de Parques y Jardines los habían detectado que los cuatro ejemplares eran «inestables», por lo que había riesgo de que se cayeran.

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Además, el peligro era mayor al producirse movimientos de terreno, por lo que se talaron para evitar males mayores.

Mientras, el quiosco de la entrada del parque, convertido en una Tagliatella, es el único de los tres que se han reconstruido que ya ha abierto. El de Flandes y Fabiola es ahora un solar y el del Cabezo de Buenavista sí que tiene ya su nueva estructura de metal en pie.