Proyecto de investigación de Digizity

Un viaje de lo más inteligente

El primer autobús autónomo de Zaragoza estará activo hasta el 15 de diciembre

«Ha sido una experiencia curiosa», dice una usuaria 

Vídeo | A bordo del autobús autónomo de Zaragoza

Andreea Vornicu

Inma Marín Soriano

Inma Marín Soriano

Con puntualidad casi británica, el primer autobús autónomo de Zaragoza llega a la parada de la calle Melilla del barrio de San José. El autocar, que recorre el trayecto de la línea 40, se diferencia del resto de autobuses urbanos por su vinilo azul. Varias personas aguardan para subir y otras tantas no saben que para realizar el viaje en este autobús gratuito es necesario reservar plaza en la web Digizity. Este transporte estará vigente hasta el próximo 15 de diciembre.

Jesús es el conductor encargado de dar la bienvenida a los viajeros que se aproximan para enseñarle su código QR. «Me enteré por redes sociales de que había un autobús que estaba circulando de manera independiente por Zaragoza y quise probarlo para ver cómo funciona y saber si va a ser viable para el futuro», comentó Carlos Mirablanca, uno de los primeros usuarios en llegar a la parada.

Algunos de los primeros usuarios del autobús.

Algunos de los primeros usuarios del autobús. / Andreea Vornicu

Una vez dentro, la gente comienza a curiosear el vehículo. Está impecable y presenta un diseño moderno, con asientos transparentes muy cómodos. Junto a los botones de parada se pueden encontrar cargadores para el móvil a través de una entrada usb. «Es muy bonito y moderno. Nos ha gustado bastante», comenta una pareja. Una vez que todos están sentados, el conductor arranca. «¡Cuando empiece la conducción autosuficiente les avisaré para que lo vean!», dice Jesús en voz alta.

El autobús circula a una velocidad de 18 kilómetros por hora, dos puntos inferior a los autobuses convencionales, durante una distancia de aproximada de siete kilómetros. «Nos ha parecido una experiencia curiosa realizar el recorrido en un autobús que se supone que va sin conductor. Aunque ya nos ha explicado el chófer que siempre está supervisando el vehículo», comenta Marta Gómez.

En cuanto a la posibilidad de que en el futuro no haya conductores, esta joven no lo tiene del todo claro. «Yo creo que siempre tiene que haber una persona supervisando, sobre todo en un autobús donde viajan personas», dice.

El autobús circula solo por las líneas marcadas a modo de carril en la calzada, que le sirven de guía. Cuando el conductor suelta las manos del volante, este comienza a girar solo y mantiene la dirección por el carril.

Otra de sus novedades es que al llegar a las marquesinas es capaz de parar por sí mismo, porque detecta la parada. También visiona los obstáculos que se interponen en su camino como, por ejemplo, si un peatón está cruzando por la carretera. En ese momento, es capaz de frenar bruscamente. Además, la tecnología que incorpora es capaz de medir la respiración y las pulsaciones del conductor.

En cuanto a las peculiaridades del viaje, el cambio de la conducción manual a la autónoma se nota porque el autobús da un pequeño frenazo. El resto del tiempo el trayecto se realiza con total normalidad. «Tecnológicamente es 100% superior a otros coches eléctricos. Es muy estable y fácil de conducir y también menos agresivo para los pasajeros. La conducción se asemeja a los raíles de tranvía. Sí que tiene una salida un poco fuerte pero luego es muy constante», señala Jesús.

«Además no contamina, en general creo que son todos mejoras. No lo veo para conducir en carretera pero la operatividad en la ciudad es totalmente viable», indica el conductor, que antes confiesa que era más bien detractor de este tipo de vehículos y ahora los defiende. 

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