ZARAGOZEANDO

El Palacio de Sástago: visitas reales, un casino, fantasmas y la biblioteca más bonita de Zaragoza

El Palacio de Sástago fue terminado en 1570 y se construyó por orden de Artal de Alagón. En 1986 la DPZ lo reabrió al público tras restaurarlo al completo

En el edificio se observan aún los daños que causó el terremoto de 1755 que asoló Lisboa pero que se notó en toda la península

La biblioteca del palacio de Sástago conserva una colección de 15.000 volúmenes que custodia la DPZ y que pueden consultarse.

La biblioteca del palacio de Sástago conserva una colección de 15.000 volúmenes que custodia la DPZ y que pueden consultarse. / ANDREEA VORNICU

Iván Trigo

Iván Trigo

No hay zaragozano que no haya pasado por delante de este edificio alguna vez. Y muchos también lo habrán visitado. Pero esto no hace menos especial al palacio de Sástago, situado en el número 44 del Coso, un inmueble que data del siglo XVI y que hoy en día es propiedad de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), quien compró y restauró esta joya del patrimonio aragonés en los años 80, abriéndolo así a la ciudadanía. Su historia incluye reconocimientos, bailes de postín, memoria, visitas reales e incluso fantasmas.

En la actualidad, el palacio de Sástago sirve de sala de exposiciones. Allí se han mostrado obras de una infinidad de artistas tales como Yoko Ono y piezas restauradas que pertenecen a la colección que custodia y recupera la DPZ: Joyas de un patrimonio. Pero eso es el contenido que se le da al palacio de Sástago. El continente, el edificio en sí, también tiene mucho que contar.

Esta casa palacio fue mandada construir por Artal de Alagón, tercer conde de Sástago, quien fue virrey de Aragón y capitán general del Reino. Se terminó en 1570 y fue uno de los más de 200 palacios que hicieron merecer a Zaragoza el título de la Florencia española, hasta que la guerra de la Independencia, primero, y el desarrollismo y la especulación urbanística, después, acabaron con aquel legado arquitectónico. De este palacio partió el cortejo nupcial de una de las hijas de Felipe II, quien se casó en La Seo.

El patio central es un elemento típico de las casas palacio aragonesas.

El patio central es un elemento típico de las casas palacio aragonesas. / ANDREEA VORNICU

El linaje de los condes de Sástago –cuyos miembros más recientes estuvieron emparentados con la reina Fabiola de Bélgica– habitó en esta casa palacio hasta el siglo XVIII, cuando se marcharon a Madrid. Entonces arrendaron el inmueble, que pasó a tener distintos usos. A principios del siglo XIX se convirtió en la sede de la Capitanía General, justo cuando Napoleón acechaba la ciudad, por lo que por el edificio pasaron ilustres nombres como José de Palafox o los –poco queridos– reyes Carlos IV y Fernando VII.

En 1840 se instaló en el palacio de Sástago el Casino Principal, que estuvo abierto más de un siglo, hasta 1970, aproximadamente. Este uso fue el que más transformó el palacio de su aspecto original. Hacia 1890 se reformaron muchas de las estancias del casino bajo la tutela del ilustre arquitecto Ricardo Magdalena.

El salón de baile o del trono se conserva igual desde la reforma de Magdalena.

El salón de baile o del trono se conserva igual desde la reforma de Magdalena. / ANDREEA VORNICU

Y aquel rediseño es el que sigue pudiéndose contemplar en el salón del trono o salón de baile, que luce hoy igual que hace un siglo. El espacio está decorado con alegorías de la era moderna, con el vapor y la luz como elementos principales. Y es que este inmueble, se dice, fue el primero que tuvo corriente eléctrica en la capital aragonesa.

El Casino Principal fue uno de los espacios de ocio más relevantes de la ciudad y, en sus inicios, estuvo enemistado con el Casino Mercantil, situado justo enfrente, en lo que hoy es la sede de Caja Rural de Aragón.

Los rastros de un terremoto

Este segundo lugar tenía un carácter más abierto y lúdico y permitía el acceso a mujeres. El Casino Principal, sin embargo, era un club de caballeros al más puro estilo inglés. De entonces se conservan algunos detalles curiosos, como una cabina de teléfono que se dejó tal y como era en la última reforma del edificio, que se inauguró en 1986 y que dotó al espacio de su imagen actual. El arquitecto a cargo de las obras fue José María Valero y su buen hacer le valió el premio Europa Nostra precisamente por haber sabido mantener todas las lecturas y estilos del edificio unificando estéticamente el conjunto.

Como curiosidad, en la reforma se respetó y se dejó como estaba hasta una columna desencajada (la primera imagen a la izquierda en la segunda fila de la página contigua) que quedó así después de la sacudida de una de las réplicas del gran terremoto de 1755, que asoló Lisboa, pero que se dejó notar en toda la península Ibérica.

Columna desplazada por una réplica del terremoto que asoló Lisboa en 1755.

Columna desplazada por una réplica del terremoto que asoló Lisboa en 1755. / EL PERIÓDICO

Una de las épocas más extrañas del palacio de Sástago fue durante el siglo XX. Al mismo tiempo convivieron en el edificio el Casino Principal, un banco en el patio central y los billares La Unión, que según consta en la memoria oral de la ciudad, fue uno de los lugares de encuentros clandestinos entre hombres homosexuales en la ciudad, cuando ser LGTBI estaba penado y perseguido por la ley de Vagos y Maleantes. Pero si hay una estancia que merece una mención especial esa es la biblioteca, proyectada hace ahora un siglo bajo el criterio de Ricardo Magdalena, si bien el arquitecto falleció antes de acabar la obra y fue Luis de la Figuera quien se encargó de terminar esta sala, cargada de elementos modernistas.

La biblioteca, que conserva su aspecto original, guarda 15.000 volúmenes que pueden ser consultados en una sala de lectura anexa al palacio de Sástago y que forma parte del complejo de la sede de la Diputación Provincial de Zaragoza.

Una cabina de teléfono del Casino Principal que se conserva intacta.

Una cabina de teléfono del Casino Principal que se conserva intacta. / ANDREEA VORNICU

La bilblioteca modernista, que puede visitarse en los tours que organiza la diputación al palacio de Sástago, está presidida por una gran mesa central que conserva todavía un radiador que va de punta a punta, original de la época. En este espacio todo permanece tal y como se planteó en un inicio.

Fue ya en el tardofranquismo cuando el edificio comenzó a entrar en un estado de abandono sin retorno. En 1970 se celebró un baile en conmemoración del 400 aniversario del palacio, cuando muchas estancias estaban ya cayéndose a pedazos. La decadencia se frenó con la compra del inmueble por parte de la Diputación Provincial de Zaragoza, institución que lo reabrió en 1986 para destinarlo a usos culturales y ciudadanos.

Y a pesar de la larga historia del edificio, todavía quedan testigos de las vivencias aquí han transcurrido durante más de cuatro siglos. Y es que según cuentan los que trabajan en el palacio, sus pasillos todavía los recorre el fantasma de López del Chacho, quien fue el maestro de obras que dirigió la construcción del inmueble. Su alma convive con la de otro señor al que, en 1949, le cayó una lámpara encima mientras estaba en el casino. Y es que no hay palacio que valga sin la aparición de un espectro.