Movilidad urbana

16 años y 30 millones de usos: el Bizi tiene los días contados en Zaragoza

La empresa Serveo empezará a desplegar su flota de bicis eléctricas en primavera y dará servicio a todos los barrios de Zaragoza

Una estación del Bizi, en el paseo Echegaray de zaragoza.

Una estación del Bizi, en el paseo Echegaray de zaragoza. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Carlota Gomar

Carlota Gomar

Bizi Zaragoza tiene los días contados. Este servicio, que irrumpió en 2008 con la Expo del Agua marcando un antes y un después en la movilidad urbana, está a pocos meses de extinguirse. Está previsto que esta primavera Serveo, la nueva empresa que se encargará de las bicis compartidas, despliegue su flota de 2.500 bicicletas por la capital. Más modernas, eléctricas, con wifi y un sistema antipinchazos, llegaran a todos los barrios de la capital, no a unos cuantos, como sucede ahora, y estarán operativas durante los 24 horas al día. También costarán más. En este periodo de impasse, el Bizi sigue resistiendo con sus cerca de 12.000 abonados, los más fieles que pedaleo tras pedaleo han logrado alcanzar los 30 millones de usos en 16 años. 

La transición entre una empresa y otra está todavía en estudio y es posible que durante una o dos semanas se suspenda el servicio de alquiler de bicis. Las estaciones de Serveo son mucho más complejas ya que necesitan una toma eléctrica más potente para poder recargar las bicicletas de pedaleo asistido.

En cuanto a las nuevas ubicaciones (276), también de anclaje, habrá pocos cambios en las zonas donde ya hay estaciones del Bizi, que repetirán en su mayoría. Esto implicará que estén fuera de servicio durante unos días, entre que Clear Channel desmonta su infraestructura y Serveo procede a montar la suya. No obstante, desde Movilidad recalcan que este proceso está todavía en estudio y que se tratará de minimizar las inevitables afecciones durante la transición. 

Clear Channel puede mantener sus Bizis hasta noviembre de 2024 (en concreto, hasta el 31 de octubre), según la última prórroga del contrato alcanzada con la empresa para compensar las pérdidas económicas registradas durante el confinamiento y el estado de alarma. 

Los años de gloria del Bizi

Este servicio vivió sus años de gloria en 2011, 2012 y 2013, cuando llegó a tener entre 38.000 y 39.000 abonados y se contabilizaron hasta 3 millones de usos anuales. Una progresión que fue acompañada de la ampliación de la red de carriles bici, ahora con 150 kilómetros. Desde entonces, la perdida de ciclistas ha sido contante, sin atisbos de recuperarse.

En 2019 los usuarios de este servicio no llegaban a los 20.000 (19.588) y los usos apenas superaban el millón. De los 18.588 en 2019, se pasó a los 16.224 en 2020, los 13.945 en 2021, los 12.782 en 2022 y los 11.666 con los que se cerró el año pasado. Con los usos, claro está, ha sucedido lo mismo , y el año pasado se estancó en los 940.861, un 12% menos que el ejercicio anterior. 

Para el área de Movilidad no es baladí que se hayan alcanzado los 30 millones de usos en una ciudad que realiza pequeños recorridos, entre 2 y 3 kilómetros de media, en sus desplazamientos. Eso hace que las bicis rojas hayan recorrido entre 60 y 90 millones de kilómetros por la capital del Ebro (y el cierzo). 

El mal estado de las bicis

Entre los motivos que han llevado al Bizi a perder usuarios destaca uno: la falta de mantenimiento de sus bicis, totalmente obsoletas. El contrato con Clear Channel no incluía la modernización de la flota, por lo que las bicis tienen demasiados años y no es raro toparse con una sin frenos, que chirría en cada pedaleo o con un sillín imposible de ajustar.

A este lamentable estado se suma la llegada de los patinetes y las empresas de alquiler, tanto de bicis como de patinetes eléctricos. La revolución de la movilidad compartida vivió su segundo boom tras la pandemia, cuando se disparó el número de ciclistas y usuarios de patinetes gracias, en gran medida, a las empresas privadas que desplegaron sus flotas. El uso de los carriles bici se disparó tras el confinamiento un 80%. Sin embargo, el Bizi perdió más de un 23% de abonados. 

El coste anual de este servicio es demasiado elevado para la poca demanda que tiene desde hace años, llegó a decir la ahora alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, cuando era concejala de Movilidad, que aseguró que el modelo estaba «agotado». 

6 millones de ayudas europeas

Sin embargo, vio la oportunidad de darle un giro al servicio con la llegada de los fondos europeos, que financian proyectos de movilidad sostenible. En concreto, la capital ha captado 6,5 millones para poder impulsar el nuevo servicio de bicicleta pública, cuyo contrato asciende a 55.583.330 euros.

Con las ayudas europeas se pondrá en marcha el nuevo servicio de bicis compartidas. Esta cuantía se utilizará para adquirir las bicis e instalar la infraestructura, 276 estaciones repartidas por todos los barrios que, además, no tienen un número fijo de enganches, sino que se adaptarán según el espacio y las necesidades. En total, se repartirán por las calles 2.500 bicicletas eléctricas que deberán aparcarse en las 276 estaciones que se instalarán. Actualmente, el Bizi tiene 1.300 unidades y 130 paradas.

«El Bizi ha hecho un importante papel en la implantación de la bicicleta como medio de transporte urbano, asociado a una potente red ciclista que los diferentes gobiernos hemos ido ampliando de manera progresiva y que actualmente estamos extendiendo, también, a los alrededores de la ciudad (polígonos industriales y barrios rurales)», subraya la concejala de Movilidad, Tatiana Gaudes, que destaca que «el nuevo Bizi», además de llegar a todos los barrios, «será un elemento más, en este caso asociado a la movilidad sostenible, en ese objetivo de que Zaragoza sea una ciudad climáticamente neutra en 2030».