El crecimiento de la capital aragonesa

Universidad, el distrito sabio y con gol que ensanchó Zaragoza

Esta zona de la capital aragonesa expandió la ciudad hacia el sur al calor de espacios como el parque Grande, el campus San Francisco, el estadio de fútbol de La Romareda o el hospital Miguel Servet

Entrada del campus San Francisco, desde la plaza del mismo nombre. | JOSEMA MOLINA

Entrada del campus San Francisco, desde la plaza del mismo nombre. | JOSEMA MOLINA / Marcos díaz

Hablar del distrito zaragozano de Universidad es hacerlo de tres almas bien distintas. Y, aunque la organización administrativa las engloba en una sola zona, en ella hay áreas claramente diferenciadas, tanto por su historia como por su configuración urbana. El entorno del campus y la plaza San Francisco, la Romareda y Vía Universitas y sus alrededores son lugares que tienen su propia impronta, aunque también comparten ser parte de la expansión de la ciudad hacia el sur experimentada a lo largo del siglo XX.

En ese ensanche de Zaragoza, el campus San Francisco y el hospital Miguel Servet, primero, y el estadio de La Romareda, después, se alzaron como grandes vectores de transformación, como también lo fueron el Parque Grande –al que ahora da nombre José Antonio Labordeta– y, más tarde, el Clínico. Hoy, el distrito se alza como una de las zonas residenciales más cotizadas de la ciudad. «Creo que es un barrio tranquilo en todos los aspectos, agradable para vivir y que está muy cerca del centro y para acceder a todo tipo de servicios», dice el presidente de la Asociación de Vecinos Fernando el Católico, Javier Pérez. Sobre sus orígenes, recuerda que en un principio su denominación no era la actual, sino la del Ensanche, nombre que cambió al de Universidad la propia junta municipal del distrito, según rememora.

El parque Grande José Antonio Labordeta. | JOSEMA MOLINA

El parque Grande José Antonio Labordeta. | JOSEMA MOLINA / Marcos díaz

Pero, antes de esto, los primeros movimientos en la zona derivan de la necesidad habitacional de la ciudad en las primeras décadas del siglo XX. La creación del campus, ya a partir de los años 30, y del entorno de la plaza San Francisco fue dando forma a un espacio que enfilaba hacia el centro con la creación del paseo Fernando el Católico, que enlazaba con el Parque Grande. Un poco más adelante y unos años después, también llegaría la Feria de Muestras, ya casi alcanzando el entorno de la Romareda. Enfrente, el hospital Miguel Servet vería la luz en los 50, década en la que, hacia su final, también se inauguró el estadio de fútbol de la ciudad.

Exterior del centro comercial Aragonia. | ÁNGEL DE CASTRO

Exterior del centro comercial Aragonia. | ÁNGEL DE CASTRO / Marcos díaz

Alrededor de todos estos elementos fue creciendo un distrito que, años después, ya en los 70, incorporó el conocido como polígono Universidad, en el entorno de vías como Universitas e Hispanidad, en el que hoy también se levanta el centro comercial Aragonia y que, en su día, contaba con inmuebles como el antiguo psiquiátrico. Esa nueva zona, con una ordenación urbana bien diferenciada de la que se fue desarrollando alrededor del campus y de la del entorno del campo de fútbol, también tuvo como elemento tractor otro gran centro sanitario, el hospital Clínico.

Sobre todos estos puntos que han permitido consolidar una rica zona de la ciudad, el presidente de la asociación vecinal admite, en el caso del estadio de La Romareda, que parte del crecimiento de Universidad se debe a él. «El distrito está encantado de continuar con su campo de fútbol y su ampliación», añade, acerca de la reforma del hogar del Real Zaragoza.

El Auditorio de Zaragoza, en el barrio de la Romareda. | JOSEMA MOLINA

El Auditorio de Zaragoza, en el barrio de la Romareda. | JOSEMA MOLINA / Marcos díaz

También considera «importante» el Parque Grande, un pulmón de la ciudad que, no obstante, «necesita de actuaciones y mejoras», matiza Pérez. Por cierto, que por esta zona verde también discurre uno de los grandes olvidados de la capital aragonesa durante décadas, el río Huerva. «Para el distrito siempre ha sido una reivindicación», señala sobre un entorno natural que, sin embargo, «siempre ha sido el patito feo de la ciudad». Por ello, observa necesario que se actúe como se hizo, hace ya más de 15 años, en las riberas del Ebro para dejar de estar de espaldas al río. En ese sentido, se muestra expectante por cuáles serán los resultados de los trabajos que se van a llevar a cabo en el entorno por parte del ayuntamiento.

Muy cerca de este curso de agua creció y vivió durante muchos años Óscar Ferrer, un antiguo vecino de Universidad que conoce bien sus calles y rincones. «Creo que es el mejor barrio de la ciudad porque es céntrico, pero no tiene el jaleo del centro», recalca. «En 15 minutos estás en la plaza España, el tranvía va muy bien y tienes al lado el Parque Grande y las salidas de la ciudad. Y es fundamental tener el hospital tan cerca», añade.

La torre de la antigua Feria de Muestras, hoy sede de la Cámara de Comercio. | JOSEMA MOLINA

La torre de la antigua Feria de Muestras, hoy sede de la Cámara de Comercio. | JOSEMA MOLINA / Marcos díaz

Aficionado al club blanquillo, Ferrer ve otra ventaja en la cercanía al estadio de fútbol. «También viene bien para hacer el via crucis hasta el campo», dice, con sorna, sufridor como es de los resultados del equipo.

Aunque el vecino observa estos puntos fuertes del barrio, también detecta algunas deficiencias, como por ejemplo el déficit de aparcamiento que padecen muchas de sus calles. Además, muestra su tristeza por todos los locales que hay sin vida en el entorno de las calles Manuel Lasala, Cosme Blasco o La Ripa. «El barrio se ha apijado demasiado, cuando no era así», concluye Ferrer sobre un entorno que también ha tenido y todavía tiene en sus calles bares y restaurantes míticos como La Bodega del General o el Zurracapote, ambos, abiertos.

Viviendas del entorno de la calle Supervía. | JOSEMA MOLINA

Viviendas del entorno de la calle Supervía. | JOSEMA MOLINA / Marcos díaz

De hecho, en el pasado este barrio tuvo una potente zona de ocio nocturno, con establecimientos muy recordados como Babieca, Astorga’s o Séneca. Hoy mantiene locales históricos, como la hamburguesería Nevada, en la misma plaza San Francisco y abierta en 1957, que se combinan con otros más recientes, la mayoría, enfocados al público universitario.

Este sector poblacional, por cierto, también resulta clave para el distrito: «Hablar de la plaza San Francisco sin hablar de la universidad es imposible», asevera Pérez, quien asegura que en el entorno están «muy a gusto» de convivir con los estudiantes. «Crean movimiento en la zona, tanto para servicios, como para el comercio, el alquiler de viviendas…», enumera.

El estadio de La Romareda, que próximamente será remodelado. | JAIME GALINDO

El estadio de La Romareda, que próximamente será remodelado. | JAIME GALINDO / Marcos díaz

Sin embargo, y ante la proliferación de bares, sí que ve necesario que la plaza San Francisco sea declarada como zona saturada. «Estamos casi llegando a la época en la que se generó una zona», apostilla Pérez sobre una situación que ya genera «muchas quejas de muchos vecinos».

Piscina y biblioteca

En ese sentido, muestra su satisfacción al ver que desde el ayuntamiento «ya están en ello». Fue a finales de abril cuando el área de Urbanismo del consistorio avanzó que está impulsando la creación de dos nuevas zonas saturadas, la de San Francisco y la de la plaza de Los Sitios.

Más allá de esta reivindicación, también observa otras, como una biblioteca municipal «en condiciones» y la creación de una piscina cubierta, pues la del Huevo «se queda pequeña y habría que adaptar los servicios».

En resumen, y sobre este distrito, Pérez concluye: «Lo fundamental es que es un barrio que ha crecido, agradable, muy bien dotado de servicios y que se va haciendo mayor, pero con gente joven que se va incorporando».

Suscríbete para seguir leyendo