Es cierto. En el aire se respiraba a Labordeta. Carbonell, además del libro, presentó un vídeo con una canción titulada también Querido Labordeta, donde se ve a José Antonio reír, cantar, en el congreso de los diputados, con la mochila televisiva; se ven imágenes de la lucha antifranquista, con su hermano Miguel, de los primeros conciertos de la transición... y de repente Labordeta estaba otra vez allí. Y nadie quiso perderse este reencuentro. Gentes de la cultura y la política, pero en calidad de amigos, llenaron la sala y acompañaron en el acto a Juana y a sus hijas Ángela y Paula. Desde Luis Alegre y Emilio Gastón, al alcalde Belloch e Hipólito Gómez de las Roces, pero también Margarita Barbáchano, Lola Campos, Lola Ester, Ricardo Berdié, Bizén Fuster, Mercedes Gallizo, Javier Barreiro, Roberto Miranda, Ignacio López Susín, Agustín Ubieto, Javier Ares, Jerónimo Blasco... Ayer, nadie era político u otra cosa, eran solo gentes que quisieron o admiraron a Labordeta.

La tarde acabó con Eduardo Paz y Joaquín Carbonell entonando canciones del cantautor recordado. El primero cantó La vieja; el segundo Con el sudor de tu frente (Pascual, Pascual, tu a lo tuyo...), pero también una Albada de la despedida inédita, que Labordeta dejó escrita. Momentos emotivos, como el final del videoclip, con los versos del poema de Miguel Labordeta Severa conminación de un ciudadano del mundo, que José Antonio leyó en el congreso contra la guerra de Irak, y que volvió a poner a todos los pelos de punta.