Pudo ser otra, porque a lo largo del verano ha habido algún intento de fichaje frustrado, pero después de un cierre de mercado frenético, loco, la plantilla del Real Zaragoza ha quedado como ha quedado. ¿Es mejor que la de la temporada pasada? ¿Es parecida? ¿Es peor? Los esfuerzos del club en las últimas horas hábiles para la contratación de futbolistas se centraron en la reestructuración de la delantera. Al final se ha configurado así: Postiga, Luis García, Lafita y Braulio. Con este nuevo cuarteto, el equipo ha ganado calidad ofensiva, aunque ciertamente no era difícil que lo hiciera viniendo de donde se venía (Sinama Pongolle, Marco Pérez...). Ninguno de esos cuatro futbolistas es un killer puro, de quince goles garantizados, pero todos son jugadores con capacidad de asociación, presencia y llegada al gol. Postiga y Luis García tienen tras de sí una trayectoria reconocida, muy importante en algún caso. Están por la treintena y vienen de bajada. Cómo casa esa edad con el rendimiento que el Real Zaragoza necesita de ellos es la pregunta que no tendrá respuesta hasta que empiecen a jugar. Pero, a priori, el equipo ha mejorado hacia adelante. Juan Carlos y Barrera son verticales y también se acercan al gol. No cabe duda tampoco que Roberto da un salto de seguridad bajo palos. Contra el Real Madrid, a pesar del 0-6, paró mucho. Parece el clásico caso de portero cuyo rendimiento varía radicalmente según dónde juegue. En Lisboa fue un desastre. En La Romareda le sale todo.

La capacidad de progresión del Zaragoza puede venir por esos dos flancos. Donde el equipo ha dado un paso atrás es en defensa, más lenta y sospechosa que en la última Liga. El estado físico de Meira y su nivel futbolístico marcarán el rendimiento de los centrales y, consecuentemente, el de un pilar clave en la idea de Aguirre. Juárez empeora a Diogo.

Un año después, el técnico tampoco dispondrá de un cerebro natural, de un organizador puro. La enorme campaña de Gabi cubrió esa carencia la temporada pasada. Zuculini no llega a ese punto. Micael será la vara de medir en el medio. Y Ponzio. Gabi y Ander serían titulares fijos.

En concurso de acreedores por insolvencia, el Zaragoza ha hecho doce fichajes. El coste de algunos (Roberto, Postiga, Juan Carlos) supera los 12 millones en traspasos, a cargo del célebre fondo de inversión. Como han hecho otros --quizá con menos descaro--, la SAD ha sabido usar perfectamente las lagunas legales y los beneficios directos que esta Concursal otorga. Y si la ley lo permite, se puede hacer. Pero otra cosa es que esa norma sea justa y decorosa, que no lo es. Exige una reforma profunda porque ningún club, se llame como se llame, debería salir impune de la irresponsabilidad ni estar habilitado para usar mecanismos paralelos --y legales-- con los que gastar cantidades enormes de dinero cuando por el camino, y aunque sea con la fórmula que la ley también prevé, vaya a dejar sin pagar deudas millonarias. Es indecente. La Concursal no era una amenaza. El desastre hubiera sido no acogerse a ella.