El finísimo hilo que mantiene a Javier Aguirre como entrenador del Real Zaragoza lo sostiene Agapito Iglesias. En el club, exceptuando al soriano, ya nadie cree que el mexicano pueda ser capaz de sacar adelante al equipo aragonés. Se entiende no solo que el técnico no encuentra soluciones ni reactiva al equipo, sino que el juego empeora conforme pasan las semanas. Incluso desde algunos sectores de la entidad se piensa que, después de sumar un punto de 27 y tener al Zaragoza muy lejos de los puestos de salvación, si tuviera honradez profesional debería marcharse. No lo hará. Ya lo dijo ayer. Entre otras cosas porque desea cobrar los 1,1 millones de euros que tiene estipulados en su ficha. Con eso tendrá que apechugar Agapito si quiere reflotar este proyecto. El ambiente ayer en la expedición era de funeral.