Los jugadores del Real Zaragoza abandonaron ayer el estadio de La Romareda con gesto serio y caras de preocupación, pero aseguraron que no piensan arrojar la toalla y que van a seguir peleando por alcanzar la permanencia en Primera División. "Es cierto que cada vez lo tenemos más difícil, pero ahora hay que levantarse de este golpe tan duro que hemos recibido y seguir hacia delante. Queda mucho todavía y matemáticamente no hay nada perdido. Ahora no podemos darnos por vencidos porque en caso contrario lo vamos a pasar muy mal", dijo Carlos Aranda, que fue el jugador más destacado del conjunto zaragocista en el partido contra el Rayo Vallecano.

"Todavía queda esperanza y hasta que siga habiendo tiempo lo vamos a dar todo. En el vestuario estamos mal, porque la situación no es nada buena, pero nos debemos reponer lo antes posible y pensar en ganar el siguiente partido", afirmó el portero Roberto Jiménez. El guardameta zaragocista reconoció que fallar ante el Rayo no entraba dentro de los cálculos de la plantilla y aseguró que "en la segunda parte nos ha podido un poco la ansiedad de vernos con opciones de conseguir la victoria y al final ellos le han dado la vuelta al marcador. Es un palo grande porque todos sabíamos que este partido había que ganarlo ya".

QUEJAS HACIA EL ÁRBITRO El capitán Javier Paredes se fue enfadado por la derrota y también con la actuación del colegiado Estrada Fernández. "Es vergonzoso que en la jugada con Diego Costa a él solo le haya mostrado una tarjeta amarilla. Se ha visto claro como Costa me ha empujado después de un forcejeo. Estrada se ha dedicado desde el primer momento a amenazar y creo que nos ha perjudicado, aunque eso no sea excusa para justificar la derrota. Tenemos que seguir peleando hasta el final", comentó Paredes.