El descenso señaló a Hélder Postiga como el primer candidato para abandonar la nave zaragocista. Por su alta ficha, por el deseo del jugador, por la mano de Jorge Mendes, su poderoso agente y mucho más que su representante, por el Mundial que se avecina y porque no le iban a faltar propuestas. Sin embargo, a dos semanas de que empiece la Liga, el jugador sigue siendo zaragocista ante su evidente cabreo, y así se lo confiesa a su entorno, pero el episodio de la fallida, por ahora, negociación con el Valencia solo es uno más, quizá el más significativo, de un ajetreado verano para Hélder, que arribó en el 2011 a cambio de un millón de euros del Sporting de Portugal (la mitad de su pase era del Oporto) y que ha visto cómo en el Zaragoza su caché aumentaba en estas dos temporadas, sobre todo en la última, con 14 dianas.

De momento, el Valencia se ha plantado en los tres millones por el portugués, alegando que ya había pactado ese precio y con altisonantes declaraciones de su presidente, Amadeo Salvo, de por medio, y el Zaragoza, por el contrario, asegura que el ariete vale cuatro y que no se moverá de ahí, mientras las dos partes se acusan de haber cambiado sus respectivas propuestas iniciales. Las posturas están lejanas, pero el club aragonés y el valencianista están condenados a entenderse, sobre todo porque el jugador desea seguir en España y la del Valencia, después de escaparse la propuesta del Sevilla, es la mejor que tiene.

El Málaga no terminó de lanzarse y no apostó nunca por pasar de los 2,5 millones que en su día ofreció el Sevilla, aunque en La Rosaleda cuentan con la baza de la deuda por Apoño, en concreto 600.000 de los 826.000 pactados el verano pasado. De hecho, el club malagueño tiene un pagaré con fecha de 18 de julio por 300.000, no lo ha ido a descontar a expensas de la llegada a La Romareda de Samu Castillejo, también frenada por ahora.

Con el Liverpool acechando a Diego Costa con 25 millones de por medio, aunque es muy poco probable que el brasileño se vaya a los reds ya que el Atlético no quiere venderlo, quizá la puerta del Calderón se le abriría. Mendes representa a los dos delanteros, entre Gil Marín y Agapito hay buena relación y Pitarch, además de conocer bien esa casa --claro que también conoce la de Valencia-- ya ha cerrado este verano allí la salida de Roberto, previo paso por Olympiakos, y la cesión de Cidoncha.

Después de que Manolo Jiménez se negara en redondo a su salida en enero a pesar de que el Zaragoza contaba con alguna oferta importante de Rusia, Postiga tiene desde entonces la promesa del club de que se marchara este verano. Mucho más tras el descenso. Seis millones fueron el punto de partida. El Sevilla ofreció 2,5 y ya tenía un acuerdo por tres años con el futbolista. Sin embargo, no estaba dispuesto a pagar más por un ariete de 31 años con un año solo de contrato. Al final, fichó a Bacca y a Gameiro, más caros pero más jóvenes y revalorizables.

Ofertas lejanas

En estos meses, Postiga ha recibido ofertas en firme de Qatar, Rusia y hasta China. Se ha cerrado en banda. Fue el Al-Wasl de Dubai el más interesado y su oferta habría superado los cinco millones para alegría de Agapito. El jugador, sin embargo, quiere quedarse en Europa, a ser posible en España. En el calcio contó con el interés del Torino, sin oferta, y tuvo sondeos de la Premier. Su apuesta, y la de Mendes, era seguir en la Liga, con el Sevilla como destino deseado.

Sin embargo, Del Nido no subió la oferta y el Valencia lo miró como una de las alternativas para Soldado. No la más deseada por Amadeo Salvo, pero sí aceptada por Djukic, entrenador valencianista, y Braulio, secretario técnico. Todo saltó por los aires el pasado jueves con Postiga ya apalabrado como nuevo jugador che por dos años y un tercero opcional. La negociación, ahora mismo, está rota. Puede retomarse, pero el Valencia ya se ha encargado de airear que tiene otros candidatos (Sergio García, Colunga, Álvaro Vázquez) y que no subirá su propuesta. Mientras Djukic ya presiona para que llegue un delantero pronto, sea Postiga u otro, el luso sigue en su particular limbo.