El capitán quería seguir navegando en solitario. Pero las entradas de agua eran espectaculares. Al final ha decidido abandonar. Mala señal, pero al menos ha quedado mejor que Francesco Schettino que ni avisó a la tripulación. Sabíamos que Bankia era el hueso duro de roer que quedaba en la reforma de la banca española. Ya había recibido ayudas del FROB por un montante de 4.465 millones y ahora se habla de inyectar entre 7.000 y 10.000 millones adicionales.

No sé si serán suficientes ya que Bankia tiene unos activos tóxicos reconocidos por valor de 31.800 millones y provisionados contablemente solo hasta 11.900 y el patrimonio neto de Bankia es de solo 8.800 millones. Esta inyección parece que se hará en convertibles contingentes (cocos) que devengan un interés del 8% y se convierten en acciones si se dan determinadas circunstancias, básicamente si el nivel de capital desciende. Ello implicará que esta nueva inyección se contabilice como deuda pero no como déficit público, ya que se supone que generará ingresos y no será una entrega a fondo perdido.

Después de las advertencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe en el que exigía una rápida solución final a la reforma del sistema financiero español y, sin citarla, aludiera a una entidad financiera importante, ya era previsible que debieran tomarse decisiones. Pero la presentación de las cuentas sin auditar ha sido la gota que ha hecho desbordar el vaso. Esta situación es anómala en cualquier sociedad pero en este caso, de una entidad financiera sobre la que ya existían dudas, es un punto de no retorno.

ASIMISMO es necesaria la renovación de la cúpula directiva para asegurar que los nuevos gestores sean más técnicos y menos políticos. Ya quedó patente con las intervenciones de la CAM y de Cajasur que tener a los políticos alejados de la dirección era imprescindible. Y aquí hay que tirar de la orejas al Banco de España por ser demasiado débil con estas entidades y tener mucha paciencia esperando acuerdos y fusiones que no se producían.

La pérdida de tiempo no ha hecho otra cosa que empeorar la situación. La verdadera valoración de los activos de Bankia solo la tendremos cuando desembarquen los nuevos gestores y revisen si las provisiones efectuadas hasta el momento son o no suficientes.

Por cierto, que igual se acaba creando un banco malo. Lo que siempre había solicitado Rodrigo Rato y al que el resto de bancos grandes se negaban. Es obvio ya que el que tenía el mayor problema era Bankia. La clave de un banco malo donde los bancos depositan sus activos problemáticos es el precio de venta. Si es demasiado alto las previsibles pérdidas se traspasan al Estado. Si es demasiado bajo no resuelve el problema de solvencia del banco cedente. Veremos cómo lo plantean. Por si acaso, si usted ha tenido la desgracia de comprar un piso en el 2006 esté atento y póngase a la cola que igual, con la confusión que hay, lo puede vender al banco malo.