Ahora resulta que la victoria electoral de la izquierda en Francia no solo estaba descontada por los mercados, sino que, tras unas palabras de oferta de colaboración de la cancillera alemana, Angela Merkel, al futuro presidente francés, François Hollande, que casi podrían considerarse protocolarias, las bolsas europeas se dispararon al alza, con la española a la cabeza. Aunque el día empezó con nubarrones en los parquets, a las pocas horas dio un vuelco y empezaron las compras.

Alemania aportó alegría, no solo con las palabras de Merkel, sino con los datos sobre los pedidos de fábrica, que aumentaron un 2,2% en marzo, aunque se mantenían en negativo en términos interanuales. En todo caso, mucho mejores que datos similares de la industria española, aún con caídas de dos dígitos. Pero estas noticias negativas no desanimaron a los inversores, como tampoco lo hicieron las últimas notas de la agencia Standard & Poors que el pasado viernes rebajó varios escalones las calificaciones de nueve autonomías. La prima de riesgo española prácticamente ni lo notó e incluso cerró con un leve descenso del 0,09% hasta situarse en 414,680 puntos básicos.

Tampoco afectó, al menos negativamente, al IBEX la dimisión de Rodrigo Rato como presidente de Bankia. El banco madrileño sufrió una caída de su cotización del 3,26%, pero el resto de bancos se anotaron unas subidas espectaculares, con el BBVA a la cabeza (5,37%), seguido del Santander (4,70%). Al final, subidón del Ibex, 2,72%, la mayor alza del año, que le permitió superar levemente el techo de los 7.000 puntos (7.063,70, para ser exactos).