El Ejército sirio anunció ayer el fin de la tregua que imperaba en Siria desde hacía una semana. El alto el fuego, que había sido puesto en práctica tras un acuerdo entre EEUU y Rusia, se había respetado de forma muy precaria. Además, todo indicaba que estaba herido de muerte tras el bombardeo estadounidense en el que por error murieron 62 soldados sirios el pasado sábado. El ataque fue duramente criticado por Rusia.

En lo que parecía un aperitivo de la decisión anunciada por la tarde, el presidente de Siria, Bashar al Asad, consideró «una agresión flagrante» el bombardeo llevado a cabo el sábado por la coalición anti-Estado Islámico liderada por EEUU en el que murieron más de 60 soldados sirios. El ataque permitió un avance de las tropas del grupo yihadista y puso al límite la tregua.

Asad consideró el incidente (que Washington sostiene fue un accidente) un ejemplo de cómo «las partes hostiles a Siria usan sus energías y recursos para mantener la guerra terrorista en Siria», según la agencia oficial siria de noticias, Sana. «Cuando el Estado sirio logra avances tangibles sobre el terreno o en reconciliación nacional, aquellos estados hostiles a Siria aumentan su apoyo a organizaciones terroristas», agregó.

El alto el fuego ha terminado y, en estos siete días, a las zonas asediadas de Alepo no ha llegado la ayuda humanitaria. Lo único que se ha recibido en el este de Alepo, la parte de la ciudad siria bajo el control de grupos opositores al régimen de Damasco, han sido bombas. «Ayer (en referencia a este domingo) hubo bombardeos», confirmó a este diario una fuente médica. En concreto, cuatro bombardeos aéreos que afectaron a los barrios orientales de Karam Al Jabal, Al Shaar y Al Sakhour.

Las sospechas sobre quién los llevó a cabo, tratándose de la zona rebelde de Alepo, recaen sobre los acólitos del presidente sirio y sus aliados rusos, aunque el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (un grupo de seguimiento de los acontecimientos en Siria que coordina un sirio afincado en Inglaterra a través de fuentes sobre el terreno) no señaló a ningún responsable. Solo se sabe que dejaron «varios heridos».

BLOQUEO EN TURQUÍA

Un convoy humanitario de las Naciones Unidas compuesto por 20 camiones sigue estancado a las puertas de Siria en el sur de Turquía. El cargamento serviría para alimentar a 185.000 personas durante un mes, según Stephen O’Brien, vicesecretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios. Según O’Brien, «hasta 275.000 personas están atrapadas (en Alepo) sin comida, agua, tratamiento médico o alojamiento en condiciones».