Incendio en la Sierra de Alcubierre: una sentencia de escarmiento

«Estoy conforme y contento porque ha habido culpables y se ha hecho Justicia». Estas son las palabras con las que el exalcalde de Leciñena, Raúl Gracia, valora la sentencia por el incendio de la Sierra de Alcubierre que condena al piloto de un buggy –Gaizka López de Muniain Gasteasoro (España, 1981)– por circular sin autorización con el biplaza que desencadenó el fuego y que calcinó alrededor de mil hectáreas en Leciñena y Perdiguera. Más allá del resultado del fallo, que incluye una pena de dos años de cárcel y el pago de 1.400.000 euros de indemnización, quien ejerce como Agente de Protección de la Naturaleza (APN) considera que es el momento de instar al Gobierno de Aragón a poner punto y final a la autorización de este tipo de actividades, tal y como ya sucede en el resto de comunidades autónomas. «La norma es muy laxa. Hay que aclarar y clarificar todas estas prácticas porque están mal definidas jurídicamente», zanja Gracia.

La reivindicación social de los vecinos del municipio del que fue alcalde entre 2019 y 2023 se hace extensible a otras localidades de Los Monegros, una comarca que en los últimos 15 años se ha convertido en el destino por excelencia de los pilotos de motos y de rallys –principalmente, catalanes y valencianos, pero también franceses, italianos y belgas– de cara a la preparación de sus rutas en los desiertos de África. El motivo, según explica Gracia, es muy sencillo: los corredores se desplazan a Aragón porque se trata de la única comunidad autónoma que puede autorizar estas carreras de acuerdo a la Ley de Montes de Aragón y a la orden anual de incendios.

La «guinda» de la «indignación» vecinal llegó en 2019 con el incendio de la Sierra de Alcubierre porque el ahora condenado, el piloto López de Muniain, no solicitó la autorización para circular por las pistas forestales. «Ha quedado claro que hace falta autorización administrativa y es importante que esto haya salido a la luz por la vía penal porque ya hay jurisprudencia», justifica.

«La repercusión social es muy grande a nivel de ganaderos, de cazadores y de agricultores porque los de toda la vida hemos cuidado sabinas de 400 años para que luego venga gente de fuera y solo nos generen perjuicios», lamenta Gracia. «Los Monegros se han vendido como el desierto de España, pero es la zona de Europa más rica en biodiversidad», finaliza.

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